Clockers, los ‘relojeros’ de Brooklyn
Por JD Romero, @JD_Romero23
Strike es un jóven camello (o ‘relojero’ en la jerga de New York) que trabaja las 24 horas. Justo en el momento en que su jefe le ofrece la posibilidad de ‘ascender’ un camello rival acaba siendo asesinado a tiros. El inspector Mazilli quiere zanjar el caso rápidamente, pero su compañero Rocco quiere profundizar en el asunto y descubrir la verdad, juntos intentan desentrañar la historia entre bloques de ladrillos y hormigón y jóvenes cuya mayor meta es tener unos cuantos ‘dead presidents’ al caer la noche.
‘Clockers’ es la joya infravalorada de Spike Lee (1957, Atlanta), una película de culto que iba a dirigir Martin Scorsese originalmente y que acabó en manos del polémico e interesantísimo director afroamericano en 1995, junto a actores de la talla de Harvey Keitel, Delroy Lindo, Isaiah Washington, Mekhi Phifer o John Turturro.
Con un estilo de semi documental (a pesar de contar con una banda sonora fascinante en lo que toca al hip hop e insoportable cuando suena Seal), fría y duramente recorremos las calles de Brooklyn junto a Strike y sus compañeros -Fredro Starr y Sticky Fingaz de ‘Onyx’ incluídos- en una joya tan bien ejecutada como violenta y realista. ‘Clockers’ huye de la acción y la intriga comercial para introducirnos en los ghettos de Brooklyn, donde puedes tener diez pares de zapatillas pero no saber si al día siguiente tu corazón va a seguir latiendo.
El guión y las interpretaciones también funcionan a la perfección en esta historia sobre los bajos fondos neoyorkinos. La película se toma su tiempo pero poco a poco va absorbiendote, del mismo modo que el dinero fácil hace con los protagonistas de la obra, y uno asiste a momentos tan integrados y duros como la escena donde vemos vender crack a una yonki embarazada, o incluso preguntarnos a nosotros mismos si es más ético distribuir droga que tener tres trabajos para no llegar a fin de mes, como hace el hermano de Strike en la cinta.
En esta obra de Lee uno asiste a la curiosa calidez de los bloques (salvando las distancias todos los hijos de vecino hemos vivido en algo parecido a esos edificios) mientras observamos asesinatos, venta de droga, redadas, interrogatorios familias que intentan educar a sus hijos en la moral dentro de este contexto y, como no, a los camellos en los bancos de los parques con sus ropas deportivas caras mirando al resto del mundo con arrogancia mientras sus propios vecinos les recriminan su actitud.
‘Clockers’ fue el germen de otras obras maestras como ‘The Wire’ (también escrita por Richard Price) y una de los mejores films a la hora de retratar el día a día en los barrios marginales de NYC, bastante diferente de la que vemos en las películas de Woody Allen, pero gestada con tanto talento que servidor no ha pasado un año sin revisionarla desde que se estrenara hace casi veinte.
Bola extra: tracklist con la banda sonora de la película Clockers y algunas versiones más en el perfil de CIBASS en Spotify:
¿No te dije que dejaras de beber esa mierda de batidos?
Vi esta película en canal plus hace un siglo y me gustò mucho pero la tenía completamente olvidada. Me ha apetecido muuuucho volver a verla
[…] Sobresaliente y crudo filme que iba ser dirigido originalmente por Martin Scorsese. Cuando “Marti” decidió decantarse por la dirección de Casino pensó en Spike Lee para llevar a cabo la historia y el resultado es una de las más duras, violentas y maravillosas obras fílmicas sobre el mundo de la droga y el puzzle que lo forma. Con Harvey Keitel, John Turturro o Delroy Lindo, Clockers es la historia de Spike (Mekhi Phifer) un pequeño camello que trabaja para otro mucho mayor. Cuando Spike es informado de un posible ascenso otro de los camellos menores es asesinado, con lo que las sospechas de la policía se vuelven contra él. He de reconocer que Clockers es mi película favoríta del director neoyorkino (a pesar de las canciones de Seal que se incluyen en la banda sonora) con lo que no suelo ser objetivo. El laberinto urbano con sus pasadizos y dramas ejecutado con una mano soberbia y perfección en este retrato sobre las drogas y los trapicheos menores que se entremezclan con los mayores. Otra vez Brooklyn desde dentro pero contado con menos ironía y mas crueldad (a pesar de ser menos artificiosa) que en Haz lo que debas. Las calles en estado puro y Spike Lee utilizando sus recursos personales al servicio de las tragedias anónimas del suburbio. Una pequeña joya casi desconocida que analizamos más en profundidad aquí […]
[…] (Spike Lee, 1995) – comentada aquí […]