Spider-Man Homecoming: ya te echábamos de menos, Spidey
Por JD Romero, @JD_Romero23
Si alguien nos hubiera dicho hace quince años (con cancelaciones de cómics del personaje debido a las bajas ventas) que Iron-Man iba a ser el súper héroe más conocido de Marvel hubiéramos pensado que nos estaban tomando el pelo. Pero el carisma de Robert Downey Jr., así como el acierto de la primera y tercera película, sus apariciones en Los Vengadores, y una sociedad obsesionada con los gurús tecnológicos hicieron que el otrora ninguneado Tony Stark aka Iron-Man tenga que venir a reforzar una película de Spider-Man, el eterno icono de Marvel Comics.
Y no es que la gente se haya hartado de Spidey, es que Sony casi consigue que deje de ser un evento el estreno de una nueva película del lanzarredes . Los tres films que dirigió Sam Raimi (en 2002, 2004 y 2007) son emocionantes, cohesionadas, con un casting muy bueno y huelen a amor por el cómic a kilómetros, incluso la tercera parte si obviamos a ese Peter Parker arrogante y bailongo en un par de escenas es un filme más que recomendable. El problema llegó con las versiones de Marc Webb -el que fuera encargado de la preciosa 500 días juntos- que se antojaban absolutamente innecesarias. No había nada que aportar, el casting era peor, los villanos de risa y el desarrollo de los personajes (ese Jamie Foxx como Electro) era, por utilizar un eufemismo, perezoso. La gente acudía al cine y se hizo caja porque generaciones enteras han crecido leyendo a este personaje, pero atrás quedó el asombro, el amor y el buen hacer de la segunda entrega de Raimi, una de las mejores películas de súper héroes jamás realizadas y totalmente reivindicable. Podíamos decir que Spider-Man, ese símbolo de nuestra infancia había dejado de maravillarnos.
Han pasado tres años desde esa decepción llamada Spider-Man; el poder de Electro y Sony (junto a Marvel) han sabido crear expectación en torno a una figura casi amortizada en la gran pantalla. La aparición de Spidey en Civil War (una película amada por crítica y público) fue una sorpresa rota por Internet pero aun así ya mostraba la nueva guía de estilo del personaje; de nuevo adolescente, cercano al cómic clásico -al menos superficialmente- y con el apoyo de Tony Stark para que no haya sobresaltos económicos en taquilla. Y al ver la película uno vuelve a sentir lo mismo que cuando fuimos a ver las de Raimi: esa sensación de estar ante una obra realizada con pasión que mezcla el drama adolescente con los súper poderes de forma tan coherente que no sabes cuando estás en un lado o en el otro. No en vano, casi la primera mitad del filme es una comedia/drama adolescente de primer nivel, con cierta idea de que sea disfrutable para todas las edades, pero más que respetable. Jon Watts sabe dirigir y hacer que empaticemos con unos personajes a los que hemos amado durante toda la vida y que por las razones ya mencionadas veíamos con cierto desapego. Tom Holland, un magnifico Michael Keaton como villano de peso al fin, Robert Downey Jr e incluso Marisa Tomei (que chirriaba y mucho como tia May) forman un puzzle que encaja sus piezas a la perfección en un compendio entre cariño por el universo del personaje y máximo saber hacer por parte de Watts, y eso que sus producciones anteriores eran menores en comparación al titán que supone volver a hacer que Spider-Man sea una franquicia joven y estimulante.
Lo primero que notamos al acercarnos a Spider-Man: Home Coming es que es -de nuevo- mucho más urbana que sus dos predecesoras, el barrio de Queens (ese que cruzamos al dejar el aeropuerto John Fitzgerald Kennedy) es uno de los protagonistas de la película con sus Grocerys en los que no cabe ni un sólo producto más, sus bloques de ladrillos, sus depósitos de agua en las azoteas y las escaleras de incendio en cada edificio. También nos damos cuenta de que un humor accesible pero no ridículo (una gran diferencia con el segundo filme con Andrew Garfield) lo que nos recuerda a los cómics de Spidey de toda la vida, y son esos detalles los que nos hacen conectar con nuestro niño interior y vivir la película a pesar de los significativos cambios en el traje (una especie de mezcla entre el de Iron-Man y el del lanzarredes) y en la tecnología que utilizan los villanos y secundarios como Tony Stark. La película aprovecha el juego que dan los trajes, armaduras y armas sin olvidarse de su espíritu metropolitano, cercano y amable que son sello del Spider-Man del cómic de -casi- toda la vida.
El jovencísimo Tom Holland (nacido en 1996) ayuda sin lugar a dudas y compite con Tobey Maguire como el mejor Spidey hasta el momento. El británico se cree el personaje y se divierte con él, lo cual se contagia desde el primer minuto a pesar de que llevamos tres actores diferentes para el mismo héroe de cómic en apenas quince años. Y qué decir de Michael Keaton como villano (el que fuera único Batman con mirada creíble hasta la fecha) es verosímil y carismático e iguala a Alfred Molina como mejor enemigo de Spider-Man en la gran pantalla, de nuevo un buen hombre destrozado y evolucionado a corrupto gracias a las acciones de los políticos. Nada es blanco del todo y nada es negro al 100%.
Spider-Man: Home Coming es continuísta de modo absolutamente coherente con el universo Marvel y -según parece- nos dará grandes alegrías en las siguientes películas de Los Vengadores y sus miembros, se enorgullece de ser una película basada en un héroe de cómic (algo que alegrará a todo el mundo menos a Christopher Nolan) y es equilibrada; humor familiar pero respetable, acción bien rodada (a pesar del ruidoso final), con un elenco de actores de peso y que aguantará el paso del tiempo al alejarse del producto meramente enfocado a generar dividendos en taquilla y dar vergüenza ajena después, tal como hacían las dos anteriores. No es una película perfecta pero tiene corazón y rezuma entusiasmo de principio a fin, que no es poco.
Spider-Man Home coming es entretenida la primera vez que la vez y se desinfla la segundo. Reto a los redactores a que se enfrenten otravez a ella y verán como echan de menos los planos urbanos de Sam Raimi y los balanceos del hombre araña.
Quiere ser modernita y al final se convierte en un producto del momento, no aguantará el paso del tiempo