Una de biopics (biopics, biopics everywhere)
Por Alberto Pérez, @NoUso
Si hay un género prolijo en el cine desde que los Hermanos Lumiere consiguieran dar vida a las imágenes, ese ha sido el Biopic, o lo que viene siendo la biografía hecha largometraje. Comenzando por el Cyrano de Bergerac de 1900 hasta la cinta sobre James Brown, han sido muchos los personajes que han sido producto de este tipo de películas.
En las dos últimas décadas hemos visto pasar biopics pseudohistóricos, desde aquel que recreaba la batalla entre Frost y Nixon, las aventuras y desventuras de la lucha por los derechos LGTB de Harvey Milk, o la vida de Coco Chanel, hasta las rápidas obras sobre Mark Zuckerberg o la de Steve Jobs, que casi coincide el estreno con la muerte del protagonista.
Sinceramente, a mi los biopics siempre me han producido un asco enorme, normalmente se hiperbolizan una serie de aspectos que preparan al espectador hacia una lectura única del contenido del filme. No se puede criticar a Mandela después de ver Invictus, no se puede buscar las contradicciones en la lucha de Harvey Milk, e incluso uno siente lastima de un “luchador” como Jorge VI de Inglaterra tras ver El discurso del rey. Más asco aún si nos dirigimos a personajes tan importantes como la Margaret Tatcher de The Iron Lady o el Bush de W (Oliver Stone).
El biopic es un arma de doble filo. Si para que una biografía de Felipe II haya sido considerada buena ha tenido que publicarse en 1400 páginas, una biografía de dos horas no puede si no ser – y permítanme la expresión – un poco mierda. Además, con personajes recientes, no podemos dejar pasar el detalle que las familias están al pie del cañón para defender el honor de sus allegados en cualquier tribunal.
Y os preguntaréis porqué está el tipo este hablándonos de biopics, pues hay una sencilla razón para ello, o mejor dicho, dos razones. “All is by my side” y “Miles Ahead”, los títulos bajo los que se producirán los biopics de Jimi Hendrix y de Miles Davis. La primera ya está comenzando a generar polémica, y es que la novia (¿ex, viuda?) del guitarrista se ha quejado de que el vestuario bien parece una película de Austin Powers que de algo serio, de la segunda apenas tenemos alguna caracterización filtrada, así que aún es pronto.
No hay duda de que tengo unas ganas enormes de ver estas dos películas. La de Jimi Hendrix porque tengo una curiosidad casi ansiosa de ver qué tejen con su vida. Se centran en los años previos a llegar a ser una rockstar, en lo que para mi no deja de ser una carrera normal de músico, de un genio que revolucionó la manera de darle a las seis cuerdas, sí, pero que llevó su desarrollo musical por cauces normales. Así que sin poder jugar con todo el misterio y las conspiranoias de la muerte del de Seattle, tengo la duda de a que le pueden sacar brillo.
Miles Ahead lleva el nombre de uno de los discos de relevancia de un Miles Davis que por aquel entonces se estaba saliendo del vicio de la heroína. La vida de Miles Davis sí tiene un poco de más enjundia, sobre todo por sus adicciones, que le llevaban a realizar grabaciones desastrosas, o lo dejaban fuera de los escenarios por temporadas. Aún así, de esta cinta aún no he podido encontrar cuál va a ser el tratamiento ni la época de Davis en la que se basa, aunque he de decir que la presencia de Don Cheadle (protagonista de la serie House of Lies) me proporciona cierta tranquilidad a la hora de verla.
Así pues ardo en deseos de que lleguen las dos películas, de las que estaremos pendientes para verlas y contaros si mi visión sobre los biopics ha cambiado o sigo pensando que son cine basura con honrosas excepciones.
[…] la intimidad de nuestros reproductores de bolsillo. Como ya comentamos en nuestro artículo sobre los próximos biopics que se avecinan, estamos deseando volver a encontrarnos con Jimi. Tal vez por la perdida de esa esperanza tan de […]