La expresividad en las seis cuerdas. B.B. King y Jimi Hendrix
Por Alberto Pérez, @NoUso
Hay músicos que has escuchado aunque no quieras. Músicos que pasan a la posteridad, cuyas canciones suenan a veces y te las sabes, aunque no sepas quien son, porque su legado ha pasado por todos los lugares, desde programas de televisión a publicidad, pasando por las radios. Dos de esos casos son B.B. King y Jimi Hendrix. Y os preguntaréis qué hacen dos elementos tan diferentes en lo musical y artístico juntos en un post. Ya os respondo, porque a mi me ha dado la gana.
Y porque en realidad no son tan diferentes. Ambos son guitarristas negros que salieron de entornos poco propicios y los dos revolucionaron la escena musical.B. B. King nace en Indianola, cerca del Mississippi (igual que el Ku Klux Klan), en una etapa demasiado difícil. Trabajó en el campo durante mucho tiempo: “ andaba 50 km con las mulas cada día, seis días a la semana, durante seis meses al año. Eso durante 18 años, multiplique, yo ya he dado una vuelta al mundo” decía en una entrevista el bueno de Riley (que así se llamaba). Hendrix nace en Seattle, y su padre estaba en el frente cuando él nació. Su madre se fue y le dejó con unos amigos para su cuidado. Fue su padre, a su vuelta y en una situación bastante precaria fue capaz de conseguirle una guitarra eléctrica de segunda mano. A B.B. King se la consiguió su patrón (vivía en una plantación de algodón). B. B. King tocaba una guitarra que no era suya a modo de juego prohibido. Hendrix se aislaba con la guitarra y siempre estaba tocando, siempre que podía, incluso cuando era mundialmente famoso.
Ambos empezaron a tocar lo que oían y a sacar las canciones de oído. Pero, mientras que Hendrix fue capaz de controlar todas las técnicas existentes y más, King dice que él tenía dedos torpes, y fue sustituyendo sus faltas con otras cosas. B. B. King comenzó a tocar en los bares para negros que había en la zona del Mississipi, tocaba y tocaba, por dinero. De hecho, había una Jam – concurso donde pagaban 1 dollar por participar y allí iba todas las noches. B. B. King se metió al público en el bolsillo y comenzó a hacerse un nombre. Consiguió que los blancos empezaran a ir a esos locales de negros para oirle tocar, y eso en la época era más que difícil, y fue tal la acogida del rey que poco a poco empezó a tocar en locales para blancos. Logró, a su manera, pasar por encima de la segregación y llegar incluso más allá que las luchas por los derechos civiles de la comunidad negra.
Hendrix tocaba en bares locales también. Y Chas Chandler (The Animals) que acababa de dejar el grupo para dedicarse a la producción y el management lo vio en el “café Wah?” y le propuso ir a Inglaterra. Lo único que preguntó Jimi es si yendo a Londres conocería a Eric Clapton y a Jeff Beck. Ambos eran humildes, BB King porque conocía sus limitaciones, Hendrix porque era tímido hasta el extremo. Sin embargo ambos tenían algo, algo demasiado importante en la música, y es lo que define el éxito de los dos:la expresividad.
BB King sustituyó sus carencias técnicas con uno de los sonido más expresivos y más característicos de la música eléctrica. Se le reconoce con una sola nota. Ese sonido tan característico viene de la incapacidad de Riley de conseguir manejar el Slide. Buscó imitar el sonido del Slide que se usaba habitualmente en el blues y consiguió que su sonido entre en el cuerpo hasta límites insospechados. Eso es lo que le hizo triunfar. El blues podía ser divertido, el blues desgarrador podía ser aún más potente, aún más profundo, y a la vez, mucho más consumible.
Hendrix, por su parte, y fruto de su obsesión, se convirtió en un auténtico virtuoso de las seis cuerdas. Lo suyo era otra cosa, controlaba todas las técnicas y las complementada con su ímpetu. Jimi quería tocar la música que le apetecía. Tomaba canciones de otros y las versionaba en tiempo récord. Tocó Hey Joe una semana después de que el single viera la luz (a pesar de la polémica de la composición de la canción, hablamos de una semana después de la primera grabación conocida del single, por “The Leaves” en 1965). Era capaz de dar a la música un toque personal de manera rápida y natural. Conseguía hacerlo fácil, y eso le dio pie a complementar sus actuaciones con un espectáculo único. Tocaba haciendo maniobras y cabriolas, guitarra a la espalda, entre las piernas, tocando con la boca, manteniendo una ficticia relación sexual con ella. Era su manera de sentir y expresar. Más allá de la música, más allá del virtuosismo.
BB King decía que la clave de su éxito era hacer música para todos, que cualquiera que la escuchará podía hacerla suya. Los hitos en su carrera están más difusos. Los de Hendrix por su parte están bien claros, o mejor dicho, está bien claro, Monterrey Pop Festival de 1967. Un Jimi Hendrix de vuelta a los Estados Unidos que rompió todos los esquemas y fue capaz de escandalizar a los presentes con su manera de maltratar a la guitarra, cuando esta acabó violada, quemada y literalmente hecha pedazos y lanzada al público.
La gente iba a ver a B.B. King para sentir como suya la música, la gente iba a ver a Hendrix para sentir al animal salvaje que había sobre el escenario. Se cuentan muchas anécdotas de ambos. Hendrix destrozó a Clapton en un concierto de Cream, y también regaló un disco de B.B. King y dijo: “todo lo que nosotros decimos con la guitarra B.B. King es capaz de hacerlo con la mitad de las notas”.
Jimi Hendrix era un obseso de la música, se gastó más de un millón de dólares en crear su propio estudio, “Electric Lady. Tenía que crear y crear y no quería salir de allí. Su última gira, en Europa, le supuso un shock por tener que salir de su refugio. No quería ir de gira, pero tenía que pagar el estudio. Tampoco quería seguir haciendo el bestia en el escenario, eso eran cosas previas a su madurez, pero precisamente eso era lo que el público le pedía.
B.B. King, al contrario, vivía feliz en sus giras, a él le encantaba compartir con el público. La innovación no iba con el. Se cuenta que estando con los Rolling Stones para un directo le estaban explicando a Riley como iba la canción, los rítmicos que llevaba, etc. En ese momento los mandó callar y les dijo: yo no se poner acordes, ustedes tocad que yo os sigo. En otra ocasión le convencieron para tocar una guitarra acústica, tras el fracaso dijo que no volvería a tocar una mientras que siguiera vivo el guitarrista que lo convenció. Una vez fallecido, Eric Clapton volvió a pedirle tocar la acústica, y tras un nuevo fracaso volvió a jurar que no la tocaría mientras Clapton viviera.
Lo común en los dos guitarristas, de personalidades y estilos tan dispares, es la expresividad, la que conseguía King con cuatro notas y la que llevó a Hendrix a la locura del virtuoso, pero los dos con una sencillez y una exquisitez admirables. Cuando uno intenta tocar como BB King se da cuenta de los mini detalles que hacen que un buen vibrato entre en el alma, y cuando intenta imitar a Hendrix, se da cuenta que, cuando no hace esos solos de locura, hacía sencilla la música. Y sin embargo, nunca habrá nadie que trasmita como ellos a través del mastil de una guitarra eléctrica. Ya puedes ponerte a componer en un Taxi de vuelta a casa o intentar que los Rolling te dejen tocar a tu aire. La forma de tocar, la vibración de sus cuerdas, siempre será diferente.