Me enamoré de Creep, una rata mutante que vivía en Nueva York

Por David Rodríguez, @davidjguru

En algún lugar entre las catacumbas que hay bajo la ciudad de Popeye y las cloacas del suburbio en el que habita la Nancy de Ernie Bushmiller, justo allí, se encuentra el Submundo de Kaz. Como muchos otros tebeos alternativos va sobrado de mala actitud pero lo que lo hace raro de verdad es que es jodidamente divertido.
– Art Spiegelman

Tengo la suficiente edad como para haberme criado delante de una televisión conectada a un vídeoreproductor Beta, y además para amenizar mis tardes y fines de semana de la infancia, mi educación incluía una rutinaria visita a los videoclubs del barrio para alquilar películas y dibujos animados. No negaré que a veces es necesario controlar lo que los niños ven, pero supongo que en aquel entonces tampoco se sabría mucho sobre el filtrado de contenidos en casa. Supongo que si algo llamaba la atención del niño y lo mantenía en silencio, la valoración era positiva. Eso me llevó a ver antes de tiempo películas de la Hammer y también a que todavía tenga pesadillas con varias escenas de El Expreso de Medianoche de Alan Parker.

De manera complementaria entre tanto desajuste también puedo decir que me crié viendo los vídeos de la King Feature Syndicate, esa agrupación estadounidense de viñetistas y dibujantes que me aportaban horas de entretenimiento con Popeye el Marino, Ignacio y la gata loca (las aventuras de una gata locamente enamorada de un malévolo ratón que le lanzaba ladrillos a la cabeza), Tapón López y demás criaturas diseñadas para entretener, con una gráfica muy reconocible, una economía de trazos suficiente como para mantener la productividad (imagino como motivo principal) y un color de pocos pantones básicos. Esta es una de mis premisas para hoy.

CIBASS Ignacio y la gata loca

Ignacio y la gata loca de George Herriman, una de las inspiraciones para Underworld de Kaz

Por otro lado, también quiero decir que disfruto plácidamente y me sonrío (a mi mismo, dentro de mi exilio interior) cada vez que alguien lanza una patada giratoria a esa patraña del Sueño Americano que (por conocernos un poco mejor) sería para mí algo así como una especie de degenerada pesadilla que suele evolucionar en una suerte de Darwinismo social violento y solipsista por completo (solo-yo-mismo). Y claro si ese arañazo en la fina capa sobre la que se pinta el devastador trampantojo cultural del “Hazte rico o muere intentándolo” ya se muestra sobre Nueva York me sonrío dos veces. No quiero que me malinterpreten: no tengo nada en contra de las infectas megalópolis organizadas en guetos y nacidas de una desregulación absoluta de los factores elementales de la conurbación, pero a veces uno puede correr el riesgo de ver una película de Woody Allen y pensar que es una ciudad ideal para vivir, o bien pararse delante de uno de esos capítulos de la serie Friends y llegar a creer que con el debido retraso madurativo uno podría ser feliz en Nueva York (no de turista, ¿eh?, de vivir-vivir). Masificación urbana y arquitectura satánica (según los estándares SEMS) ¿Qué más se puede pedir?

Pues me falta una última y definitiva clave, la unión de las dos premisas que he presentado al lector o lectora y que en síntesis, generan en mí un poso de alegría, satisfacción y empatía suficiente como para abrir mi extraño corazón a una pequeña y ponzoñosa rata mutante. Y abrirlo lo suficiente como para enamorarme de ella y estar dispuesto a entablar una relación y un compromiso fiel a lo largo de toda mi vida: estoy hablando de un roedor especial, con orejas negras, que camina a dos patas y tiene una larga nariz blanca. ¿El ratón Mickey? vamos no me hagáis reír. Sería más bien su primo (o su prima, la he visto cambiar el género varias veces) punk: Creep the Rat. El roedor mutante definitivo.

CIBASS Submundos de Kaz editado por Autsaider Comics

La rata Creep visitando a su madre

He disfrutado como un bárbaro en una razzia con las aventuras de la rata Creep y su horda de amistades deleznables, así que quiero compartirlo con todos y todas: en las aventuras de esta infecta pandilla he encontrado el recuerdo de las series míticas de animación que veía en mi videoreproductor Beta y además la patada directa a la entrepierna del sueño americano. Todo en uno. La historieta que no me ha hecho reír me ha hecho pensar, y en la mayoría de los casos se ha dado la conjunción de ambas.

¿Quién es el culpable de esto? (rebobino un poco)
Un señor llamado Kazimieras G. Prapuolenis, Kaz para los amigos y para la eternidad, se ha encargado de dibujar regularmente las aventuras de este clan desde el año 1992 (ahí es nada). Seguramente cuando empezó a hacerlo no se imaginaría que los dibujos animados seguirían unos derroteros mucho más esquizofrénicos que su tira y que al final, su publicación “Underworld”, bajo la que se enmarcan las historietas cruzadas de todos sus personajes, terminaría siendo casi humor blanco en comparación con las movidas que se ven ahora. Además el tipo seguro que ha tenido tiempo de cotejar los casos: mientras languidecía intentando sobrevivir pagando facturas (como él mismo explica), recibió una llamada para escribir guiones para Bob Esponja. Y no se puede explicar mejor de lo que lo hace él mismo:

 

Me llamaron por teléfono a finales del 2000, era el director creativo de Bob Esponja, pidiéndome que escribiera guiones para su personaje. Resulta que el creador de la serie, Steve Hillenburg, era fan de Underworld, lo leía en el L.A. Weekly…Yo también era fan de su programa. Además pagaban bien, me permitió saldar mis deudas e incluso ahorrar algo de pasta. Cambió mi vida por completo.”

O el resumen sincero de sus primeros tiempos en el nuevo tajo:

“Allí no había muchos dibujantes de mi rollo, solo Sam Henderson, el autor de Magic Whistle Comics, éramos dos. Del resto del equipo, muchos conocían mi trabajo y daban por hecho que yo era una especie de heroinómano deprimido que vivía en un sótano mugriento y oscuro. Para la otra mitad de los que trabajaban allí solo era un competidor más.”

El caso es que tras varios años de vida entre Nueva York (donde vivía) y Los Ángeles (donde trabajaba), por fin se decide a cambiar de costa y en 2005 se muda definitivamente a Los Ángeles. “Me llamó la atención lo chungo, duro y cutre que era Hollywood. Muy parecido a Underworld pero con la playa cerca.” Genio y figura. Entre otras cosas, tuvo tiempo para trabajar en “La novia cadaver” de Tim Burton o en la serie “Phineas y Ferb”.

CIBASS Nuzzle el yonki Underworld by Kaz

Bocetos de diseño para Nuzzle el yonki

Y este señor es el responsable de haber creado un submundo propio donde habitan, además de la rata Creep, grandes personajes como Nuzzle el yonki (sensible y existencialista, con unas aventuras de un naïf capaz de competir con el Macanudo de Liniers, en serio), Sam Snuff (un bribón que normalmente comparte piso con Creep), Petit Mort (una especie de niño viejuno con una tendencia a introducirse cualquier objeto por el orto) y mil personajes sórdidos más en un divertido ensamble que combina las formas clásicas de la animación estadounidense de los años 50 con el desarrollo punk y marginal de sus historias. Aunque él dice que si cambias la jeringuilla por una manzana, el gag seguiría funcionando igual. Yo no es que esté muy seguro de eso, pero si sé (porque me escucho reir a mi mismo) que a golpe de slapsticks este historietista tiene capacidad más que suficiente para darme un chute de alegría y risas, anestesiándome de las vilezas del día a día.

Sus protagonistas se operan para ponerse y quitarse tetas, se realizan colonoscopias, intentan disfrutar infructuosamente de la naturaleza, roban coches, practican técnicas de ligue (sin erótico resultado), intentan descubrir el sentido de la vida, crían extrañas mascotas, se pegan, se cortan, se envenenan y vuelven a hacer las paces. Hasta tienen una versión propia del país de fantasía donde los duendes practican racismo segregacionista con los elfos. Y sobre todo, desmontan a golpe de slapstick el pútrido American Dream sin despeinarse ni un pelo de sus popéyicas mandíbulas a lo largo de muchas páginas impresas con calidad, excelentemente traducidas y en un papel duro como las cerdas de un cepillo de alambre. Mérito de Autsaider Cómics que una vez más, lo ha vuelto a conseguir.

CIBASS Comics Underworld by Kaz

Consejos (irónicos) de la rata Creep para una vida feliz

Disfruto ahora como un niño de las historias del Underworld de Kaz compiladas en dos tomos por Autsaider Cómics (Submundo y Submun-dos), traducidas, maquetadas en formato cuadrado (yo personalmente agradezco no usar la maquetación rectangular de tiras para el formato libro) y con una introducción excelente solo apta para fans del autor. En el momento de escribir estas líneas tengo el segundo tomo entre mis manos que reúne los álbumes cuatro, cinco y seis del autor en casi 290 páginas y que viene además con un póster de tamaño 80×60 especialmente creado por Kaz para los lectores de Hispañistán y con el añadido de contener ese álbum número seis de las aventuras de Creep y su panda, que es material no recopilado y editado hasta ahora para el mercado anglosajón (al parecer Kaz lleva un tiempo #muyliado) y que la editorial balear Autsaider se ha encargado de recopilar por su cuenta. Una gran victoria para el importante hito de hacer que los lectores hispano-hablantes podamos disfrutar de manera organizada de los excesos de este submundo plagado por seres sórdidos y chiflados pero que resultan de lo más sincero. Gracias Kaz, por hacerme reír tanto. Gracias Autsaider, por traerme a Kaz hasta la puerta de mi casa.

CIBASS Puntuación CIBASS Cinco puntos

 

Y a modo de propina: la animación de una tira de Underworld protagonizada por Snuff & Creep


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