De como la sordidez puede resultar divertida. Snuff, de Chuck Palahniuk

Por Alberto Pérez, @NoUso

En estos días he estado leyendo por primera vez a Chuck Palahniuk y he decir que no me ha desagradado absolutamente nada la experiencia. El autor estadounidense lleva una carrera relativamente corta en el tiempo, pero muy amplia en su producción con catorce novelas publicadas y dos pendientes de salir. Empezó en 1996, cuando le publicaron “El Club de la lucha”, que, tras ser llevada al cine se convirtió en una novela con un buen nombre en todo el mundo.

CIBASS Chuck Palahniuk SnuffEliminando esta novela, conocida por los motivos que anteriormente he mencionado, Palahniuk no significaba demasiado para mi. Cuando preparamos el resumen de 2014 en Libros y Comics, alguien comentó Snuff, y poco tiempo después, en una de esas casualidades de la vida, alguien preguntó por sus obras, así que me fui a la biblioteca y saqué Snuff.

La novela son sólo ciento sesenta páginas, de gran intensidad emocional pero de lectura rápida y agradable. El autor vuelve a contar una historia original, extraña, llamativa, diferente: una actriz porno pretende pasar a la Historia haciendo el mayor Gang Bang hasta el momento, morir en el intento, grabarlo, y que nadie pudiera superar su récord. El contexto, lejos de ser excéntrico, es de lo más plausible, quiere dejar a un hijo que dio en adopción y del que no sabe nada hasta el momento, una buena suma de dinero, reparar los errores de su vida.

Cassie Wright, la actriz, madura ya, alejada de la primera línea del porno, pero siendo todo un mito sexual, pretende meter en una habitación a seiscientos hombres para mantener relaciones sexuales y ser inmortalizada en su último momento de vida. Es el último intento de ser una gran estrella. Porque ella siempre quiso ser una estrella del espectáculo, pero no del erótico, del tradicional.

La obra está repartida en cuatro personajes, que son las que la narran en primera persona. Sheila, la ayudante de producción que se encarga de ir llamando a los actores que se reconocen sólo a través de un número, y que se revela como la asistente personal de la actriz durante la preparación del proyecto. El número 72, chico adoptado, obsesionado con Cassie Wright desde que su madre le pillara masturbándose y le dijera que ella era su madre biológica. El número 137, actorucho de tercera que ve cómo se le muere la carrera en el “Show bussiness”, cuyo agente pensó que sería buena idea participar en aquel Gang Bang que pasaría a los Annales (que no a los anales, so guarros) del porno. Y por último el número 600, un actor porno de la edad de la protagonista, compañero suyo en casi todas las producciones, encargado de finalizar la grabación cuando llegara el momento.

Toda la actividad de la novela se produce en el set de rodaje, una habitación donde están todos los hombres esperando su turno, donde Sheila va de arriba a abajo, hablando con los que quieren sobornarla para entrar antes, preocupada de que todo salga bien, y sufriendo en silencio un tremendo desprecio por todos y cada uno de los hombres que allí se encuentran. Y es que no debe ser demasiado agradable estar en una sala rodeada de 600 hombres semierectos, sudorosos, y alimentándose de porquería, porque el catering que describen, apetecible apetecible, tampoco es.

Orgía en un relieve perteneciente al conjunto monumental de Madhya Pradesh (India)

Orgía en un relieve perteneciente al conjunto monumental de Madhya Pradesh (India)

Los tres hombres y Sheila interactúan en el espacio, los cuatro van aportando una serie de claves con las que la novela va manteniendo el ritmo siempre, especulaciones sobre su presencia allí, confesiones que trasmiten la sordidez más allá de todo límite, pero sin que falte nunca un buen toque de humor, de humor negro muy bien llevado. Lo soez no es explícito, pero se siente en el ambiente que rodea a la novela. Uno es capaz de sentir asco y repulsión hacia los personajes que están contando la historia, uno siente vergüenza ante la lejana posibilidad de estar allí.

Pero no todo es sordidez en la novela. Durante ella se aprecia una especie de amor, platónico, real o frustrado, durante toda la ejecución del gang bang. Se entrecruza con una interminable lista de referencias al mundo del cine, de los actores, porno y convencionales, manías, detalles, datos, curiosidades, que hacen que uno no sepa donde está la verdad y dónde queda la ficción. Intereses cruzados, elementos comunes que no aflojan la cuerda sobre la que vamos caminando.

Los tres hombres trazan un mapa de lo que les ha llevado allí, no la razón última, sino el repaso de sus vidas. Las decisiones difíciles, los errores incorregibles, el mundo del porno, el mundo de la televisión, el mundo del adolescente, todo reunido en un caldero en el fuego lento de la espera en la sala de los horrores que pasa a ser esa sala de espera.

Chuck Palahniuk me ha ganado, de hecho no creo que tarde en venir aquí a escribir sobre otra de sus novelas. Es muy refrescante leer una obra tan original, tan sórdida, tan divertida, con tanto ritmo y tan agradecida de leer. Así que si no sabéis qué elegir estos días que terminais lo que os regalaron los reyes, es una opción más que recomendada.

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