¿Quiere eliminarlos a todos? diseñe una buena orden-66
Por David Rodríguez, @davidjguru
“La guerra es un engaño. Llevamos a nuestro rival en la dirección equivocada para conseguir la victoria”
-Conde Dooku
Por cuestiones de táctica y estrategia, normalmente el dimensionamiento de una guerra (o una potencial guerra al menos) exige el diseño de soluciones a medida que permitan alcanzar de manera lo más rápido posible los objetivos estratégicos de alto nivel.
Tomemos por ejemplo una guerra ficticia, aquella de Star Wars que se produce entre los episodios II y III, conocida como la guerra de los clones. En un momento determinante de la guerra, el canciller lanza una instrucción que automáticamente convierte a todos los Jedi en enemigos de la república galáctica y obliga a los comandantes clones a eliminar físicamente a sus generales Jedi. Una manera rápida, sincronizada y única de descabezar con eficacia a toda la organización rival. Por obra y arte de la tecnología a través de holocomunicadores de pulsera, la voz tenebrosa del emperador anuncia la acción final: “Ejecuten la orden 66”.
La orden 66 es una de las ciento cincuenta instrucciones con las que fueron adiestrados secretamente los soldados clones allá en su planeta natal, diseñada para eliminar la orden Jedi ante el más mínimo riesgo de sedición contra el canciller de la república. Una solución aparentemente genial y creativa por parte de los guionistas de la saga para generar la fractura final de la orden Jedi.
Pero, ¿tienen todo el mérito los guionistas? ¿es una invención exclusivamente suya? Veamos algunas referencias en la cultura popular y la historia. Tal vez no les corresponda a ellos la innovación. Repasemos un breve listado de casos anteriores de la orden-66:
Caso 1: Los templarios
Con aquello de la conquista de los santos lugares y las cruzadas se conformó una gran organización formada por hombres a medio camino del sacerdote y del soldado que con el paso del tiempo fue adquiriendo mayor poder y recursos. Una donación por aquí, unas conquistas por allá y poco a poco los templarios constituyeron una superestructura dotada de castillos, tierras, personal laboral e incluso un proto-sistema bancario para préstamos y compras. Algo demasiado jugoso para un rey de Francia arruinado.
Así que Felipe IV de Francia, un buen día decidió sacarlos del juego y de paso “redistribuir” sus bienes: redactó una orden secreta y la envió a todos los lugares de su reino con todas las instrucciones detalladas. El jueves 12 de octubre de 1307 se abrió en todos los destinos esa misiva y pasaron a ejecutar. Se les acusó de sodomía, herejía, idolatría y de-todas-las-cosas-posibles. Sus miembros fueron detenidos, torturados y ejecutados. Y la orden templaria quedaba prácticamente exterminada. En marzo de 1314 el último gran maestre de la orden Jacques de Molay moría quemado vivo en París.
Dictamen: muy eficaz.
Caso 2: La gran redada de gitanos
Este episodio fue la ejecución sincronizada de un gran plan de detención, secuestro y exterminio de todos los ciudadanos de etnia gitana residentes en España. El Marqués de la Ensenada se encargó del diseño y el rey Fernando VI de España se encargó de autorizarlo.
El miércoles 30 de julio de 1749 daba comiendo la ejecución del gran plan que incluyó un requisado general de bienes, inmuebles y propiedades. Un verdadero horror que sumió al país en un caos social generalizado y empantanó a la administración pública en miles de procesos, juicios y demandas (no habían previsto que a pesar de ser gitanos podían tener abogados).
Semejante genocidio descontrolado tuvo su aparente final en 1763 cuando los gobernantes accedieron a otorgar el indulto final a los supervivientes, para vergüenza y escarnio de los futuros reyes.
Dictamen: poco eficaz.
Caso 3: La noche de vísperas siciliana
Nueva York, 1931. Tras ayudar a Maranzano a subir al poder de la mafia, Lucky Luciano comienza a desconfiar de las ínfulas de emperador romano de este. Dos mundos se empiezan a separar: los viejos Moustache Petes (mafiosos de antigua cultura siciliana) y los jóvenes nacidos y crecidos en Estados Unidos: dos formas de entender el negocio, las tradiciones y la organización.
¿Qué hacer? La solución también será diseñar una orden-66 especial para mafiosos. Salvatore Maranzano es asesinado mitad a puñaladas y mitad a tiros en su despacho por varios hombres disfrazados de policía. Por el camino se ejecutan entre cuarenta y sesenta (las cifras difieren al respecto) miembros de la mafia de diferentes familias, siempre entre la primera y la tercera línea de mando de las organizaciones: caen jefes, capitanes y tenientes a lo largo del país.
Los resultados del plan que se conoció como “la noche de vísperas siciliana” tuvo por fin inmediato la incuestionable ascensión de Luciano al trono de poder sobre todas las familias mafiosas. Un nuevo rey que traía grandes planes para el futuro (al menos hasta que el siguiente aspirante reclame el puesto).
Dictamen: eficaz.
Relacionado: la versión de Francis Ford Coppola de este acontecimiento:
Parece que a veces funcionan y a veces no
El análisis sobre la viabilidad de una orden-66 suele ser complejo: aparentemente solo resulta útil cuando se está en una posición absoluta de poder o al menos muy cerca de ello. Normalmente su eficacia radica en la capacidad para ejecutar las instrucciones de manera ágil y sincronizada, y sobre todo del diseño de los escenarios posteriores, lo que requiere una alta capacidad de prospección para adelantarse a los acontecimientos.
Así que ya sabe amigo, piénselo bien, muy bien, antes de ejecutar una orden-66. Podría encontrarse con más problemas de los que pretende solucionar.