Vuela Superman: ¡Vuela!

Cualquier cinéfilo que se precie recuerda la escena: los títulos de crédito que se acercan y luego desaparecen dejando una estela; la banda sonora de John Williams arrancando, casi en silencio, hasta que los instrumentos de viento despegan y aparece el logo de Superman.  No importa cuantas veces se haya visto, ni siquiera el tamaño de la pantalla: los títulos de crédito de la película son el Santo Grial de la cinefilia moderna.

CIBASS Superman 1978

Pocas veces en la historia del cine una secuencia inicial ha tenido tanto impacto en el espectador (inimaginable si uno era niño) y ha generado tal expectación por lo que iba a llegar después. Probablemente esa fue la idea que desde el principio manejó Richard Donner (el director) para adaptar uno de los comics más famosos jamás escritos/dibujados.

Donner, un genio del que ya hablamos en esta página a cuenta de Los goonies, tenía clara la relevancia de la película, más allá de su pertenencia cinematográfica al género de superhéroes (que por aquel entonces ni siquiera era un género) y en su condición de icono –casi- contracultural a pesar de su fama. Esto es porque Superman no dejaba de ser un símbolo de un mundo, el de las viñetas, que había nacido como antídoto contra la homogeneización de la cultura, había traspasado la frontera del cómic pero al mismo tiempo seguía siendo ‘propiedad’ de los amantes de los tebeos.

CIBASS Superman Lois Lane

De la ambición de la propuesta (en la que Warner puso toda la carne en el asador) daban testimonio el perfil de sus actores: Marlon Brando, Susannah York, Glenn Ford o Gene Hackman entre otros. Esa apuesta clara por una línea dura de actuación (por llamarla de alguna manera) marcaría el futuro de la película y su relevancia, hasta el punto de que a día de hoy sigue siendo considerada la mejor adaptación jamás realizada.

Encabezando el reparto un desconocido llamado Christopher Reeve y a su lado (ejerciendo de Louis Lane) Margot Kidder. Dos rostros anónimos que supieron articular una relación perfecta, y que delatan a Donner, un tipo para que el que las estrellas son un instrumento y que prefiere a mortales corrientes que encajen en el personaje y no al revés. Con esos ingredientes, unos efectos especiales de impresión (ojo, que la película es de 1978) y un tono que basculaba entre lo íntimo y lo épico -y que dejaba para el recuerdo escenas de una intensidad tan brutal como las de la muerte de Jonathan Kent o el accidente del helicóptero de Louis Lane- sellaron la condición de clásico instantáneo del filme.

CIBASS Superman Marlon Brando

Superman sigue siendo a día de hoy una demostración de fuerza, un ejemplo de lo que puede pasar cuando convergen energía y capacidad creativa, y –sobre todo- la prueba fehaciente de que la ambición en términos cinematográficos es tan buena como el talento invertido en la ejecución.

La curiosidad (malsana) es que Superman II se rodó simultáneamente pero que desavenencias con los productores culminaron con el abandono de Donner y que la secuela fuera finalizada y firmada por Richard Lester.

(Nota: si no se emociona con los títulos de crédito de Superman es que está usted muerto)

Toni García Ramón


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