El top ten del cine quinqui (gipsy exploitation)
Por Doctor Cancamusic, @DRCancamusic
Hola queridos infraseres que pobláis Internet con enormes déficits mentales y sobrealimentación. Os saluda vuestro Doctor favorito, el que siempre os trae los mejores medicamentos contra la estulticia y la ausencia de conocimiento. En este caso y como ya se podrá ver en el título del artículo, no vengo a hablaros de música. No, vengo con algo interesante debajo del brazo pero no tiene soniquete. Son películas. Y además de cine patrio, de ese que se hace en este país poblado por personas que representan bien aquello que cantaba Manolo Escobar “Moderno pero Español”. No te apures lector o lectora. Si eres parte de ese país que siempre llega a los grandes ciclos con la menstruaciones atrasadas no estás solo (o sola). Al fin y al cabo, ¿Qué ha hecho este país por nosotros? bueno, expulsar a navajazos a franceses que nos traían progreso, votar a partidos políticos muy chungos, y alguna movida más. Cosas de las buenas, sí. Pero nada tan bueno como la amable posibilidad de disfrutar de un género propio cinematográfico. Eh, ¿Qué os parece? eso no lo hace ningún país serio.
Como no podía ser de otra manera, este género nacido en las hermosas tierras de nuestro deleznable país no es ni más ni menos que el cine Quinqui. Quinqui de quincalla, de chatarra, de bisuteria, de personajes jodidos y perdidos en la vida que danzaban por la calle buscándose la vidilla. Y como decía la canción de Siniestro Total, Tranqui colega que la sociedad es la culpable.
Y es algo importante, en serio. Importante porque realmente es tal vez el único cine social profundamente (y bajamente) realizado en nuestro país hasta la llegada de Fernando León y su pelazo, o bien porque fue capaz de enseñar con detalle la realidad de un país en horas muy bajas, a partir de una clase social muy baja y que en cierta forma no tenía escapatoria posible. Si amigos, si no tuvisteis la suerte de conocer la España de los setenta y los ochenta, deberíais saber que este terruño se parecía entonces más a Yugoslavia que a cualquier otro país. Y encima con la heroína a tope. Y con delincuencia. Teníamos un puto problema y gracias a la muerte de Franco y la relajación de las costumbres y la censura se pudo trabajar en estas historias. Si queridos lectores, es cierto que ahora tampoco andamos en el mejor momento pero os aseguro que aquello era algo más chungo todavía. Atentados por aquí y por allá, tensiones sociales enormes, represión estatal y de camino la heroína que destruyó a prácticamente toda una generación. Un horror. Lo peor de vivir entre un sistema que se muere y otro que no termina de aparecer, es que mientras el primero no termina de mudar la piel y travestirse para hacerse pasar por el que debe llegar tú ya no sabes ni donde tienes al enemigo ni de donde te vienen las hostias.
Bueno pues el cine Quinqui intenta contar esto y más. Tampoco es un género homogéneo ni estructurado, la verdad. De hecho la perspectiva es variada y el tratamiento desigual. Hay biopics como el del Vaquilla, o cine chungo en general, pero también la mirada intelectual de un tipo como Eloy de la Iglesia, que se dedicó a rodar algunas de estas historias con la atención de un entomólogo diseccionando cuidadosamente a un insecto nuevo. Para el que no nos siga, digamos que Eloy estaba interesado en analizar y comprender los fundamentos de esa sub-clase social llamada “El lúmpen proletariado” que quiere decir lo que queda por debajo de los trabajadores asalariados y que se nutre de marginalidad, trapicheos y algo de folclore. Cosas de los marxistas, que lo categorizan todo.
El caso es que esto del cine quinqui cuenta también con el añadido de que normalmente las vidas reales de sus protagonistas de entrelazan con las de sus personajes y hasta los directores acaban bastante jodidos, Heroína, robos, enamoramientos imposibles entre director y chico protagonista, muertes por sobredosis y condenas a la trena. Dramáticos finales para una generación de actores no profesionales provenientes en su mayor parte de clases bajas. Heroína para José Luis Manzano, Sonia Martínez Mecha o Juan José Moreno Cuenca. Heroína para otros como Antonio Flores y Quique San Francisco. Y entre medio los Papas del género, José Antonio de la Loma y Eloy de la Iglesia. La mística del Gypsy-Exploitation.
Cómo aclaró San Francisco en su entrevista a Esquire: “En Deprisa, deprisa, de Carlos Saura, se les pagaba a los actores con heroína […]Pero no era un problema de que quisieran pagar con heroína, es que si no había caballo durante la producción, no iban al rodaje. Estaban con el mono y dejaban tirada la película.” Alucinante. Al fin y al cabo, si la revolución tiende a devorar a sus hijos, el cine quinqui bien puede intentar devorar a sus protagonistas.
Razones por las que se me ocurre que alguien querría seguir leyendo:
I-Eres un extranjero que quieres ser hispanista de mayor y a pesar de investigar y tal, no consigues pillar el rollo “español”. Bienvenido.
II-Eres alguien que nació en los noventa (eso pasa a veces) y flotas leyendo estas movidas. Casi que no te lo crees. Bienvenido.
III-Pasaste la adolescencia hace eones. Cada vez que salías por la noche volvías a casa corriendo un maratón perseguido por navajeros. Bienvenido, nostálgico.
Bueno, y también puede pasar que seas un cinéfilo y tengas curiosidad. O que estés en la oficina haciendo como el que trabaja tras volver del desayuno. Yo que sé. Vamos a la mandanga. Las diez películas fundamentales del cine Quinqui para ti y para tu banda:
10-El Lute (camina o revienta)
Las aventuras coreografiadas del enémigo público número uno del franquismo: Eleuterio Sánchez, El Lute. Un merchero (cultura gitana pero sin condición étnica) que por un asunto de miseria absoluta comienza a robar y fuga tras fuga se convierte en una leyenda viva. Como en nuestros modernos tiempos, los de corbata y traje se lo llevan calentito mientras que pobres robagallinas copan los titulares y las sentencias. Antonio Alcántara de joven siendo torturado. Demasiado mainstream como para ser cine quinqui 100% pero digna de respeto.
9-Matar al Nani
Un movidón basado en hechos reales: las relaciones de ciertos grupos de la policía con robos organizados a joyerías en los que empleaban “la ayuda” de delincuentes. Uno de ellos, Santiago Corella, El Nani, desaparecido y probablemente disuelto en cal viva. Aterrador.
8-Colegas
Eloy de la Iglesia en pleno 1982. Rosario Flores como novia de José Luis Manzano y su hermano Antonio como el mejor amigo de este. Drogas, embarazos no deseados y la búsqueda de dinero para poder pagar el aborto de la novia. Incluida la prostitución de los dos amigos. Una pasada dramática y marginal que pese a no ser tan cañera como El Pico, se maneja bien con un De la Iglesia a medio gas.
7-La patria del rata
Un delincuente condenado por terrorismo que vuelve a la calle, y frente a la adversidad, decide retomar sus contactos y sus movidas chungas, muy chungas. A medio camino entre el enfoque de denuncia social de De la Iglesia y el enfoque de cine de acción de De la Loma, esta extraña producción también consiste en un atraco que finalmente, termina mal.
6-La estanquera de Vallecas
Obra crepuscular de Eloy de la Iglesia y previa a una de las grandes crisis de José Luis Manzano. Además casi coincidía con una cierta crisis en la relación personal entre director y actor, lo que influyó para que el rodaje fuese bastante problemático. Una de las primeras oportunidades que tuvimos para ver a una Maribel Verdú hecha prácticamente una niña, Una “Tarde de Perros” en versión lumpen-cañí, un atraco que termina desviándose de sus objetivos iniciales. Basada en la obra de teatro homónima de José Luis Alonso de Santos.
5-Chocolate
La historia triste de unos narcotraficantes que intentan poner en la calle hachís traído directamente de Marruecos. Basada en la novela “La droga es joven” de José Luis Martín Vigil.
4- Perros Callejeros
La primera película del cine Quinqui, la que abre la puerta del género a través de las andanzas del Torete, allá por 1977. Con dos continuaciones más e incluso una versión femenina: Perras Callejeras (en serio). Fundamental.
3-Yo, el Vaquilla
El biopic de la mayor leyenda del robo y la delincuencia. Juan José Moreno Cuenca, de larga trayectoria en delitos y drogacciones. Con una banda sonora (OST) creada ad-hoc por Los Chichos. What Else? Gypsy-explitation en estado puro.
2-Navajeros
La historia jamas contada sobre una banda mítica que tenía asustado a todo el extrarradio de Madrid: la banda del Jaro, un clan de delincuentes capitaneadas por un menor de edad que hizo de las suyas durante varios años hasta caer tiroteado por un vecino.
1-El Pico
Si alguna vez has leído u oído alguna leyenda urbana que relacione las fuerzas de cuerpos y seguridad del estado con el tráfico de heroína y el terrorismo vasco, no estás solo: esta peli va de eso. “Prefiero un hijo yonki a un hijo etarra”. Eloy de la Iglesia visitando la introducción de la terrible droga en los años duros del País Vasco a través de la historia de una amistad: la del hijo de un dirigente abertzale con el hijo de un mando de la guardia civil. Legendaria, mítica, muy dura. Tal vez el culmen de Eloy de la Iglesia.
Me faltan las secuelas de El Pico y Perros Callejeros quizá pero en líneas generales una magnífica muestra de ese cine lleno de navajazos y heroína que hicieron las delicias de tantos adolescentes entre los 70 y 80.
Hizo* #MiEspañolVaAPeor
[…] algunas de las películas fundamentales (por cierto hace unos días que los compañeros de CIBASS me publicaron un top-ten del asunto) tú pones cara de asco y mentalmente estarás agitando esos postits cerebrales que […]
Sinceramemte, no podría estar mas de acuerdo con esta lista colega.
Deprisa, deprisa
Imprescindible.
Deprisa deprisa!!!
y Maravillas?