‘The wild’ de Raekwon ¿Wu Tang clan más salvaje?
Por JD Romero, @JD_Romero23
No cabe ninguna duda de que Raekwon (nacido como Corey Woods en el 70 en Brooklyn) es uno de los miembros más populares y respetados de mega grupo Wu-Tang clan. A diferencia de su compañero y amigo GhostFace Killah, Rae destacó desde el principio por su flow lineal y sus líricas crudas y directas sobre la vida en el ghetto, muy al estilo de Nas, salvando las distancias. Tanto fue así que fue uno de los primeros miembros del clan en sacar disco en solitario; el popularmente aclamado ‘Only built for cuban link’, álbum datado en 1994 y considerado uno de los mejores trabajos de la historia del género. Sonidos clásicos de Wu-Tang -al fin y al cabo estaba producido por RZA- y su flow en conjunción al de GhostFace convirtieron este disco en un hito atemporal, totalmente recomendable a día de hoy como en aquellos momentos. Tanto el sonido como las letras, la portada y la estética en los clips nos teletransportaban a la Nueva York de los 90 de un modo parecido, pero quizás un poco más pulido, al ‘Iron-Man’ de Ghostface Killah que saldría a la venta un año después.
La realidad es que con sus siguientes dos álbumes, Raekwon no consiguió dar en el clavo. Con su status de estrella absolutamente consolidada, los discos ‘Inmobiliarity’ (1999) y ‘The Lex Diamond story’ (2003) no consiguieron si quiera acercarse al lugar que tenía ‘Only built for cuban link’. El artista neoyorkino se alejó ligeramente del sonido Wu que le había encumbrado y se encontraba perdido en una época en la que primaba el dirty south y el sonido club y, si me apuran, la moda del underground y los sellos independientes. Raekwon no estaba ni en un lado ni en el otro, y encima esos dos discos no eran objetivamente buenos a nivel musical, sí líricamente. Ventas respetables y algunos singles destacables para dos discos de los que hoy apenas se habla.
Pasaron los años y Raekwon preparaba en silencio lo que sería su vuelta triunfal. Desde el 2003 hasta el 2009 (ni más ni menos que seis largos años) estuvo componiendo, recibiendo beats y dedicado a sus negocios de venta de coches de lujo, todo sea dicho, y su vuelta fue triunfal, al menos musicalmente y de respeto por parte del negocio. Con ‘Only built for Cuban link part 2’, el maestro de ceremonias daba su particular golpe en la mesa de diferentes maneras: reivindicando su lugar con la segunda parte de un disco que hizo historia y construyéndolo del mismo modo; portada similar pero en púrpura, volvía a contar con GhostFace Killa alias Tony Starks y el sonido era el clásico de Wu-Tang aderezado con destellos de actualidad. Raekwon supo volver a poner sus posición y status justo donde se merecía y todo el mundo volvió a hablar de él. Sus giras, redes sociales y su presencia se incrementaron notablemente y sus siguientes discos -muchos más continuados- siguieron esa estela: ‘Shaolin vs. Wu-Tang’ (2011), ‘Fly international luxurious art’ (2015) y el que hoy analizamos: ‘The wild’ (2017).
Con este nuevo disco, Raekwon aleja su guía de estilo puramente callejera y se aproxima (de nuevo, tras ese desastroso álbum que fue ‘Wu massacre’ junto a Ghostface y Method Man) al mundo del cómic en la portada, con lo que llama la atención para ver si este acercamiento ha supuesto una evolución de cualquier tipo en su sonido. Y así es, en ‘The wild’ conviven raíces más souleras que del sonido más propio del clan, pero no porque el sonido que creó y desarrolló The Rza como productor no tuviera bases soul y funk, sino porque aquí lo encontramos -en la mayoría de casos- mucho más melódico. El rap purista de This is what it comes too da lugar a cortes más agridulces como Nothing o Marvin. Pero es en Can’t you see, Purple brick road o My corner junto a Lil Wayne donde encontramos las joyas de un disco notable porque tiene las cosas claras: es consciente de donde sale, adonde está y adonde quiere ir, no se acompleja del status de rapper legendario de su creador sino que se apoya en ello para progresar a un sonido a menudo más cadencioso y en el punto justo. A ‘The wild’ no le da miedo alejarse del sonido más característico del clan pero es lo suficientemente consciente de su sitio y su valor como para no acercarse a otros derroteros propiedad de artistas más jóvenes y, siendo honestos, con mucho menos talento.
‘The wild’ es un trabajo de rap para amantes del rap, desde su arte gráfico a todos y cada uno de los cortes, alejado de la impersonalidad trasnochada de los últimos discos de su compañero Method Man pero consciente de la figura que representa dentro del género. Un disco válido como pieza de hip hop en 2017 que podía haber sido construído hace quince años o dentro de veinte, ya que planta sus cimientos en los mejores parámetros de su especie; buenos rapeos, letras notables, bases clásicas pero dinámicas en el órden en que se presentan y la seguridad de un artista que conoce mejor que nadie lo que se hace. Raekwon ha vuelto con un compendio casi enciclopédico de lo que es el rap en forma y modo y nosotros lo hemos disfrutado. ¿Can it be all so simple?