Aquel cassette de Thriller
Por Jorge Cruz, @jazzpive
El caminante en la Luna, el Rey del Pop, Jacko (aunque sabemos que ese sobrenombre no le gustaba), El principe de Indiana, el hombre que más ha donado a causas benéficas, el mejor bailarín de la historia y el eclecticismo hecho persona. Necesitaríamos muchos días para describir lo que significa Michael Jackson para la música en un pasado, presente y futuro, pero en este artículo no me gustaría hablar de su discografía, ni de sus entradas en listas de éxitos, ni de sus donaciones y todas las campañas sociales que hizo, ni tampoco hablaré de ser el cantante en la historia en ganar más premios grammy de la historia de la música. Cuando alguien significa tanto para tí los datos son fríos y distantes.
Empecemos por el principio y nos situamos en Gary, una de las ciudades más empobrecidas (la marcha de la industria automovilística había hecho estragos) del estado de Indiana en el año 1958 y en la fecha del 29 de Agosto nace Michael Joseph Jackson. Debido a la afición de su padre por la música (de hecho tenía un grupo llamado The falcons), los hermanos empiezan a tocar la guitarra y Tito Jackson, según cuentan ellos mismos, cogía la guitarra del patriarca mientras este iba a trabajar. La cosa se complicó cuando Tito rompió una de las cuerdas y el padre se dio cuenta de lo ocurrido. Tras la repentina bronca (y sabemos que Joe Jackson podía llegar a ser bastante agresivo) dijo a los hermanos que si habían perdido el tiempo o no tocando ese valioso instrumento, y les dijo que se pusieran a cantar y bailar delante de él. Para sorpresa de Joe, los chicos no sólo sabían tocar bien la guitarra, si no que además tenían habilidades vocales y para el baile, lo que significó que Joseph Jackson vio fajos de dólares delante de sus ojos en ese mismo instante. Y no se equivocó.
El Soul estaba en su máximo apogeo y Jackie Wilson, James Brown u Otis Redding entre otros formaban parte de su influencia y sonido diario en las radios del estado en el año 1964. Michael Jackson insiste a su maestra de primaria que quiere cantar en la gala de fin de curso y así lo hace, dejando a todos impresionados de la emoción, el sentimiento, el vibrato y la habilidad para cantar de ese niño de apenas seis años llamado Mike. De ese modo se une a una primera formación llamada Jackson Brothers junto a sus hermanos mayores. Desde el principio Michael ya destacaba por su voz peculiar y sus movimientos de baile para los que era especialmente hábil y posteriormente tras los primeros pinitos en distintos concursos de talentos, teatro Apollo y grabaciones de singles cambian el nombre al definitivo The Jackson Five. Cuando cambiaron el nombre al definitivo (y ya en Motown) ya eran archiconocidos en casi todo el territorio nacional por telonear a todo tipo de artistas de soul y funk y por haber ganado prácticamente todos los concursos a los que se presentaban.
A partir de ahí la historia es mundialmente conocida; llegan los archifamosos singles I Want You Back, ABC, o la balada Ben, que interpretó en la gala de los Oscar. La banda había formado con la discografica del momento y principal estandarte de la musica soul con mayuscula; la Tamla Motown y estos no dudaron en poner al servicio de los pequeños Jackson a sus mejores productores y compositores. Años más tarde con la banda en pleno apogeo (aunque en Motown nunca les dejaron componer sus propias canciones, lo que irritaba y frustraba al grupo) firman un contrato con Epic Records pasando a llamarse The Jacksons y los éxitos siguieron, aunque cada vez era más llamativa la diferencia de talento y dedicación de Michael con respecto a los hermanos. Y sí, Jermaine tenía cierta gracia, pero aún así no le llegaba ni a la suela de los zapatos a su hermano pequeño.
La crónica continua con la subida hacía el estrellato de Michael a pasos agigantados: promociones de marcas, programas de televisión, singles en solitario y sigue dejando temas para la hemeroteca musical; un ejemplo es el Shake Your Body, bien en su etapa final con la banda el tema Destiny o el famoso y último disco llamado Victory de los Jacksons. Buenos álbumes sin duda en los que destacaban las melodías en bloque y que seguían alejando a Michael del resto, todos tenían éxito pero las palabras “Michael Jackson” siempre eran más coreadas, se le reclamaba muchísimo más para todo tipo de eventos y se le vaticinaba un futuro mucho mayor que al resto de hermanos. Y parece que la historia dio la razón a todos aquellos que así opinaron.
Pero mi pasión por Michael Jackson no viene por esta repentina moda de encumbrarlo tras su inesperado fallecimiento. Comienza casi desde que tengo uso de razón, concrétamente con ocho años de edad y es a través del programa mítico de mi niñez llamado TOCATA. Era el show por excelencia del país y de la música general y que durante la década de los ochenta ocupaba la franja horaria de los sábados por la tarde. En el recuerdo que tengo, consideraba todo un ritual el buscar la ropa más parecida a la que utilizaba el Rey del Pop, el sombrero que solía “quitarle” al abuelo, la paciencia de mi madre y sus ocurrencias al construirme un micrófono, los aprendizajes de los primeros pasos de baile y los moratones de las rodillas que se juntaban con los que ya tenia de las batallas en los campos de fútbol. Cuando Michael falleció y mucha gente se preguntaba el porqué de su impacto en millones y millones de personas aquí tienen una de esas millones de razones. Michael nos enseñó a soñar, a ser perfeccionistas, a ayudar al prójimo, a cuidar la naturaleza y a los animales y a sentir que -de alguna manera- todo era posible con él. Estaban el resto de artistas y aparte Michael Jackson, no es que fuera mejor, es que él dictaba las normas musicales, estéticas, mercadotécnicas y visuales en el campo del cortometraje musical (me niego a llamar videoclip a lo que él hacía).
Y si, yo podría ser un Billy Elliot de la década de los ochenta, solo que a mi me gustaba también jugar a la pelota. El segundo recuerdo que tengo es de un viejo cassette de vídeo que todavía tengo en casa, fue un regalo que dejaron en mi salón cuando Thriller no dejaba de sonar en todas las cadenas de radios. El popularísimo vídeo era la película que rodara John Landis de catorce minutos más su making of titulado “The making of thriller” e incluía los ensayos, las tomas de voz y toda la parafernalia de un rodaje de estas características. Han pasado más de treinta años y aun se me ponen los ojos vidriosos al recordar como ese desconocido llamado Michael Jackson acompañó todas las etapas de mi vida. Quizás por eso siento dentro que Michael nunca se fue del todo. Si se considera que una persona no muere cuando te deja algo dentro para siempre, entonces Michael Jackson está más vivo aún que cuando su corazón aun palpitaba.