Quince fotografías de Kanye West que (muy probablemente) no habías visto antes

Por Redacción CIBASS, @CIBASS_Blog

 

Kanye West ha sabido ganarse a base de tesón y esfuerzo el odio de muchísima gente. Sus declaraciones del tipo “soy el más grande después de Michael Jackson” o sus tweets como “acabo de terminar el mejor disco de la historia” no han contribuido en exceso a ser querido por parte de una gran parte de la población, especialmente de la que no ha hecho un acercamiento a su música y que lo ve como una celebridad más que como un artista. Pero la cosa es que a pesar de tener la boca más grande del negocio musical su talento es inmenso, por mucho que en ocasiones nos entren ganas de ponerle un bozal.

West (nacido en en la ciudad de Chicago en 1977) empezó a producir con menos de 18 años y antes de los 20 ya había aparecido en los créditos de un álbum, haciéndose habitual a partir de entonces en diferentes discos de artistas como Foxy Brown no fue hasta el 2000 cuando su nombre empezó a llamar la atención coincidiendo con su época como productor para diferentes artistas de Roc-A-fella Records. Kanye trabajó con Beanie Sigel, Cam’Ron o Freeway hasta que Jay-Z le dió la oportunidad de trabajar en su aclamado The blueprint (2001) lo que no sólo relanzó la carrera del maestro de ceremonias de Brooklyn (que ya se quedaría para siempre en ese status máximo) sino que sirvió para que Kanye empezase a codearse con lo más granado del hip-hop y el r&b mundial. Tras aquellas instrumentales para el reconocido álbum Jay-Z todo el mundo quería contar con la música de West: Alicia Keys, Janet Jackson, Ludacris, The Game, Ghostface Killah y un larguísimo etcétera.

A pesar de la negativa de varias discográficas (especialmente de Capitol Records, con quien estuvo negociando durante meses) West acabó fichando por Roc-A-Fella (propiedad de Jay-Z y Damon Dash en aquella época), quienes al fin y al cabo habían creído más en él y aunque su habilidad como maestro de ceremonias no era la mejor poco después editó su primer disco en solitario como productor y rapero. El álbum se tituló ‘The college dropout’ y obtuvo buenas críticas y cifras de ventas, además de situar hits como “Jesus Walks” en lo más alto de las listas. Pero Kanye West no acabó de consagrarse hasta ‘Late registration’ en 2005, un álbum maravilloso de principio a fin donde a demás de dar un salto cualitativo como productor se notaba una gran mejoría en su habilidad al micrófono. Y el resto es historia; Kanye West siguió sacando discos, siendo más agresivo en sus declaraciones, se casó con Kim Kardashian (de la que recomendamos su filmografía casera) y pasó de ser un artista de rap a uno global, odiado y amado a partes iguales pero cuya música es interesantísima y valiosa de modo objetivo.

A Kanye le hemos seguido desde el principio con sus samples loopeados de soul clásico y desde Can it be all so simple valoramos su trabajo -especialmente- como productor de rap. West se mueve hábilmente entre la polémica y el talento, con la primera se convirtió en una celebridad cuya estampa es perseguida por cientos de papparazzis a diario y con la segunda nos hace seguir estando atentos a sus trabajos a pesar de que los dos últimos hayan bajado de calidad considerablemente. Y es que tampoco vamos a justificarnos, la calidad media de los discos de Kanye West es notable y es por ello que, a pesar de ser hoy casi un personaje del colorín, nos gustaría dejaros con quince fotografías que (muy probablemente) no habíais visto antes.


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