Crónica de Cypress Hill en Al Rumbo Festival
Por JD Romero, @JD_Romero23
Hay algo así como tres historias principales sobre Cypress Hill en mi infancia y es que como cualquier chaval que se ha criado oyendo hip hop esta banda californiana ha tenido más o menos peso en determinados momentos de su vida, en mi caso y en los comienzos de adentrarme en este género musical tuvieron bastante.
La primera es recordar una escena de cuando tenía como doce años y llegó mi primo a casa, heavy de toda la vida como tantísima gente a principios de los noventa en este nuestro país, y de como fue corriendo a coger una cinta de Cypress Hill que tenía grabada y a la que había fotocopiado la portada del Temples of boom. Le pregunté que por qué tanto interés en una cinta de rap y el me contestó desilusionado que pensaba que era heavy o rock duro, que había visto esa portada muchas veces en las tiendas de discos y que había estado a punto de comprarlo en diferentes ocasiones. Supongo que no era la primera ni la segunda vez que pasaba eso y es que las portadas del segundo y tercer álbum de la banda californiana son bastante tétricas, en consonancia con muchas de las bases musicales que elegían y de la carismática e inconfundible voz nasal de B Real.
La segunda es un póster que tuve de ellos en mi cuarto desde los 12 a los 14 años. En el póster unos muy difuminados Cypress Hill aparecían con sus porros de marihuana en la portada y bajo el gorro blanco de pesca de B Real podía ver un tremendo pelo rizado pero una cara casi blanca. Durante esos años (donde todavía no había internet ni apenas información sobre nada que no saliera en la tele o fuera lo suficientemente comercial para aparecer en revistas) la escasez de información era notable. Teníamos que conformarnos con los datos que nos diera alguien más mayor que oyera rap y luego fiarnos de si esa información era fidedigna o si se la había oído a otra persona con la misma base de datos que nosotros; casi ninguna. Y es que las cintas TDK pasaban de unas manos a otras y se supone que alguien al final de la cadena (o al principio) tenía ese álbum en vinilo o si era lo suficientemente poderoso, en CD. Puede que esa escasez de información sobre la banda aumentara mi interés sobre la misma, tenía los tres primeros discos y me encantaban (sobretodo el tercero) y me parecían lo suficientemente auténticos y musicalmente serios como para tener mi atención puesta sobre ellos más allá de sus portadas de temática gótica y de no tener claros si eran blancos, negros, hispanos o una mezcla de todo ello.
La tercera historia fue algo así como un sueño hecho realidad. Unos años después (concretamente en el 2000 y antes de que cumpliera los 18 años) tuve varios golpes de suerte. El primero fue que Cypress Hill tocaran ni más ni menos que en el Esparrago Rock, es decir: a una hora de casa. El segundo conseguir entradas con nuestra situación económica de la época que tampoco era la mejor, como cualquier chaval de esa edad. Y la tercera conseguir que un par de colegas nos acompañaran, lo cual tampoco fue muy complicado tras los años de quemar la cinta del Temples of boom y de rebobinarla con un boligrafo BIC.
Con una lluvia imperiosa que nos puso completamente empapados se presentaban Cypress Hill en el escenario y lo daban todo frente a miles de fans que lo pasaron (lo pasamos) en grande. En aquel momento también descubrí como la banda había sobrepasado el ser aceptados y oídos por bboys para ser conocidos por muchísima gente de otros ámbitos de la que por aquella época se consideraba música alternativa. Nos pusimos hasta arriba de barro en un concierto donde se esforzaron al máximo a pesar de la cantidad de lluvia que cayó y en el que acabamos de barro hasta las rodillas, fue en ese momento y a pesar de que ya empezaban a juguetear también con el rock de que Cypress Hill eran algo serio, muy serio.
Más allá de la historia personal de cada uno con el grupo de B Real, su hiper reconocible voz y sus discos este artículo va sobre contar su concierto del pasado sábado en Al Rumbo Festival, esa serie de conciertos que se dan en la provincia de Cádiz en la que cada año se mejora y mejora a pesar de su corta historia. Y así fue, eran las 23.50 en punto (la hora anunciada) y B Real junto a Sen Dog, Eric Bobo y DJ Julio G estaban en el escenario con una rompedora entrada y ante el estruendo de las casi 150.000 personas que miraban el escenario en ese momento.
Si definimos la actuación de los californianos con una palabra esa sería la de profesionales. A pesar de unos graves excesivamente potentes (incluso para tratarse de rap) y de que la voz de B Real no estaba lo suficientemente fuerte (incluso por debajo de la de Sen Dog) los chicos de la colina del ciprés lo dieron todo con una energía más propia de unos adolescentes que de un grupo de rap en el que sus miembros se acercan a la cincuentena. De How I just kill a man a Insane in the brain (la canción más ovacionada que convirtió el recinto en una auténtica locura) a Tequila Sunrise, Latin Lingo, I wanna get high (esta la hicieron en español), I ain’t goin`out like that, When the shit goes down, Hits from the bong, Illusions, Throw your set in the air, Dr Greenthumb y muchas otras para terminar con Rock Superstar. Un repaso global a una ya larguísima carrera plagada de canciones reconocidas por el público de todo el mundo y en el que se notan las tablas. Los coros son perfectos, el órden de las canciones estudiado para que no haya momentos de letargo e incluso pudimos ver a B Real a las congas (algo ya habitual) y haciendo scratches. Por si fuera poco, tuvieron su momento de homenaje DJ con canciones de House of pain o Nirvana, con las que el público reaccionó explotando en éxtasis.
Junto a un maravilloso Gentleman y su estupenda banda, Cypress Hill fue lo mejor del festival sin lugar a dudas y eso que el sonido no les acompañó. Un grupo que no se relaja a pesar de los años y que ofrece un concierto enérgico y redondo y la prueba de ello es la cantidad de fechas que cierran año tras año en directo, muchas más que la mayoría de grupos de su generación y que viven de haber tenido su hueco en la historia y su mejor momento en los noventa. Ver a Cypress Hill en directo es una apuesta sobre seguro y en Al Rumbo Festival (Costa ballena/Chipiona) no fue diferente. De las larguísimas caminatas para hacer casi cualquier cosa en el festival y de que no haya luz en todo el carril hasta el parking (y eso que el nuestro era el de pago) hablaremos otro día. Hoy toca reconocer a una banda que sigue tan en forma en directo como cuando eran unos jovencitos y a los que quizás el abuso de marihuana lejos de hacerles daño les ha funcionado como pócima mágica. Si cualquier día ven un póster de Cypress Hill en directo, corran y gástense el dinero de la entrada. Las 150.000 personas que este año fueron al festival Al Rumbo y yo os lo aseguramos.