Cinco canciones #jabugopimp que deberían estar sonando en tu coche
Por Doctor Cancamusic, @DRCancamusic
Querido lector: hace ya tiempo que has dejado de verle el sentido al mundo en el que vives. Todo te supera, te pasa de largo, te parece absurdo. Y tienes razón. En tu debilitada psique asumes que no eres tú el que está loco, es el mundo el que parece funcionar de manera extraña.
Entras a una tienda de ropa de esas de cadenas franquiciadas y no sales de tu asombro cuando ves que en la talla XL no cabría ni tu colega el más enclenque, el de los problemas de hipertiroidismo. Alucinas. Vas por la calle y te preguntas que tipo de mujer se sentiría segura junto a esos muchachos andróginos que ante una buena pelea no solo no resistirían ni el primer asalto, sino que además necesitarían ser defendidos. Te preguntas ¿En que nos estamos convirtiendo? ¿A dónde vamos a llegar? y te sientes solo.
No has oído hablar de esas cosas de los grupos de género y estoy seguro de que si te llevasen a uno y escuchases a hombres curtidos clamando por sus sentimientos aquello terminaría peor que una rave de vampiros donde apareciese Blade. Eres, definitivamente, una especie en peligro de extinción, un residuo de otra época que ya no encuentra su sitio en esta sociedad, un mamut lanudo en mitad del siglo XXI y aún así sigues buscando la oportunidad de ser feliz. Una bolsa de testoterona andante, un motivo de conflicto con todas las minorías posibles, un macho Alfa que camina entre alfeñiques con piernas de Barbie y pantalones doblados por encima del tobillo.
¿Qué clase de hombre eres? yo te lo aclararé: eres un auténtico Jabugo Pimp.
A ti apunto, oh querido lector. Peina tu Mullet a lo McGuiver o bien tu pelambrera a lo Ron Wood. Dale lustre a tus botas de tacón cubano, enfundate en tus pantalones prietos y saca del armario tu camisa más estrafalaria. A fin de cuentas si algo bueno tiene la postmodernidad extrema en la que habitamos es que cualquier movida tiene derecho a ser y nada queda demasiado fuera: agarrémonos a eso y usémoslo en nuestro propio provecho. Eres un tipo duro pero no naciste en el Bronx, naciste en cualquier ciudad de tamaño mediano de un casposo páis y ellos te hicieron así. Se te administró el suero del súper soldado en forma de radiofórmula cutre y películas de Rambo y ahora nadie quiere encomendarte ninguna misión. No pasa nada. Presta atención. Prepárate para un recorrido musical imprescindible, la banda sonora de tu vida, un set de canciones apoteósicas para enriquecer tus momentos vitales más importantes. Sube a tu seat 127 y saca de tu guantera ese casete que atesoras como tu mejor recuerdo. Este artículo va dedicado a ti: son las cinco canciones que deberían estar sonando en tu coche.
Los Chunguitos – Me quedo contigo
La primera de nuestra selección de hoy es tu declaración de amor. Eres un tipo duro, árido, de esos que no muestran sus sentimientos. Siempre para arriba y para abajo, dejándote ver lo justo (“Siempre de viaje, como un marinero”), pero cuando llega el momento de la verdad, tienes una confesión de amor que hacer. Eres un romántico profundo oculto entre capas de vello corporal, sudor y colonia Brummel. Pero sabes cantarle al amor cuando llega el momento y lo más importante: podrías renunciar a tu vida bandido solo por amor.
¿Existe una declaración de amor más perfecta?
En otro orden de cosas y atendiendo a la intrahistoria de la canción y sus creadores, me gustaría anotar que el magnífico vídeo anterior representa tal vez la mejor etapa de los Chunguitos, uno de los dos mejores lumpen-power-trios del #JabugoPimp. En la fase en la que Enrique Salazar no había muerto todavía y se mantenía la formación original, y décadas antes de que los otros dos hermanos se convirtieran en dos señoras de edad adictas a los realities, llegaba este temón lanzado en 1980 y publicado dentro del LP “Pa ti pa tu primo” y que llegó a formar parte de la banda sonora de esa joya del cine quinqui llamada “Deprisa, deprisa” y dirigida por Carlos Saura.
Imprescindible: Prestad atención a la falta de tablas del trío: Enrique arranca tarde el playback y en la zona izquierda la escasa psicomotricidad de José Salazar que a veces llega a moverse. Impagable. Muy David Bowie en su primera etapa.
Escena: Momento íntimo en el interior de tu Seat 127. Vas a manifestar tus sentimientos pero dejas que la canción hable por ti.
Función: Declarar tu amor incondicional.
Los Chunguitos – Paloma que pierde el vuelo
El siguiente paso en tu periplo vital: la justificación de tu hermetismo emocional. Eres un tipo duro y eso tiene su motivo. Tras enamorarte y estar dispuesto a renunciar a todo por amor, la persona que amaste te dejó, se fue con otro y un buen día está a punto de casarse.
Este es tu vietnam personal y a eso le cantas. Sin rencores, ni maldicencias y al contrario que en otras canciones anteriores de Los Chunguitos, sin amenazas de muerte. Simplemente un recuerdo evocado, una ensoñación, una promesa que no se cumplió. Seguramente tú hiciste algo que tenga que ver, pero esto no va de evocar responsabilidades ni de asumirlas.
Este gran clásico del sexto álbum del grupo “Barrio” y publicado en 1982 (el último albúm grabado con Enrique Salazar antes de su muerte) fue todo un HIT y dejó innumerables versiones perpetradas por el inolvidable Fary (el más legendario Jabugo Pimp) e incluso por los rockeros-flauta de Marea.
En el vídeo que incluyo, podéis ver como han ganado algo de más tablas en el escenario, aunque José Salazar se haga un poco de lío con los cables del micro y ande algo enredado. La puesta en escena mejora ya de uniforme y con su primo Manuel acompañando a los dos hermanos restantes.
“Mañana te vas a unir a otro que no soy yo mañana vas a vestir de negro mi corazón…”
Escena: apuras la penúltima copa acodado solo en un extremo de la barra del sótano del último antro abierto de la ciudad y repasas tus frustraciones en silencio. Muy Rolling Stones.
Función: Explicar como los golpes de la vida te hicieron como eres.
Los Chichos – Sea como sea
Eres un fuera de serie. Pero fuera, fuera, de verdad vamos. Un outsaider. Alguien que está lejos de cualquier tendencia, un outlier. Un outlaw. Y prácticamente cualquier palabra que lleve por delante el prefijo “out”. Estás en una galaxia lejana y vienes “from outer space”. Tu reino no es de este mundo así que figúrate si este sistema está hecho para ti.
Por supuesto que no.
Necesitas una canción que resuma tu visión anti-sistema y tus principios elementales: familia, supervivencia, vivir al margen de la ley y seguir tirando. Y como entre elegir entre Los Chichos y Los Chunguitos es más complejo que elegir entre los Beatles o los Rolling Stones ¿Para que eliminar una opción? necesitamos a la otra gran leyenda de los lumpen-power-tríos.
Podía haber elegido muchas otras canciones de Los Chichos pero las más populares ya son demasiado conocidas y me resultan cansadamente mainstream. En su lugar elijo una algo menos conocida pero con bastante potencial, un tema fundamental en la carrera musical de Los Chichos, esa banda de leyenda negra (capaces de suspender giras por latinoamérica y querer volverse a casa por no encontrar farlopa suficiente) que solo su elegante, discreto y leal manager Eduardo Guervos conoce bien y seguramente se lleve a la tumba.
Muy The Clash.
Escena: Vas con tu Seat 127 por la autopista alcanzando velocidades cercanas a los 100Km/h. El motor parece estar a punto de explotar pero te sientes el puto Mad Max con su interceptor. Las pegatinas de llamas sobre tus ruedas parecen estar en movimiento. Bajas las ventanillas a mano, pones tu radiocasete blaupunkt a todo volumen y te unes a la canción dándolo todo.
Función: Gritarle al mundo que eres un Maverick.
Los Chorbos – Vuelvo a casa
En el mundo del cine de los 70 Shaft vuelve a Harlem y en el de la producción musical española de la misma década Manzanita vuelve a su poblado. Estábamos en la misma onda que el resto del mundo y nadie podía dejarnos atrás. Abrazábamos las tendencias, las deglutiamos y lanzábamos unas deposiciones con ellas tras sintetizar las proteínas más aprovechables. Ellos tenían el blackexploitation y nosotros el gypsyexploitation.
Cuando a los productores les dió por fusionar cogieron ejemplos de aquí y allá y se gastaron una verdadera pasta en arreglistas y músicos de nivel para crear algo nuevo que resultó ser un galatic-escabeche que sin mejorar el producto inicial sustancialmente, al menos lo empujó a nuevas cotas de surrealismo: había nacido el Achili-Funk.
Vean, escuchen, gocen y disfruten.
¿”Papa was a Rolling Stone”? No. Papa was a Jabugo Pimp.
Muy Sly Stone.
Escena: Tras terminar tus últimas misiones, decides pasar página y volver a tus raices. Enfilas tu Seat127 en dirección a tu poblado y suena esta canción mientras te vas aproximando. Te vas emocionando. El tiempo ha pasado y resuenan recuerdos en tu cabeza.
Función: Cumpliendo con el esquema fundamental del ciclo del héroe, vuelves con tu tribu ya transformado y preparado para liderarles hacia la victoria final.
Rumba 3 – Y no te quedan lágrimas
En la senda final del estilo #JaguboPimp una de sus variantes más experimentales. Tras el “Jabugo Pimp in love”, el “Outlaw-jabugo-pimp” y el “Achili-Funk”, llegó el Disco-rumba: menos rude-boy, menos amenazante, menos crepuscular que la vuelta al guetto pero más bailongo y disfrutable desde la pista de baile o desde la pista de coches de choque de la fiesta o verbena de tu pueblo/barrio. Un temazo para mover el esqueleto como si la fiebre del sábado noche se produjese en el sótano de un garito de Caño Roto.
El vídeo que he seleccionado tiene la buena fortuna de estar aliñado con unas buenas imágenes de “Navajeros”, la película basada en la vida del Jero y su banda. ¿Quién podría temer a los Warriors cuando puede encontrarse con José Luis Manzano con un mono como King Kong? Esto sí que es riesgo urbano colega. Y el Pirri abriendo el vídeo. Ahí es nada.
Muy Bee Gees.
Escena: Todo ha terminado, has apartado de ti las grandes ideas de revolución y solo te queda disfrutar de la noche y el hedonismo. Tus motivaciones sociales han caído y solo te queda bailar. Aunque los tipos duros no bailan, pero al menos marcan el compás con uno de sus pies.
Función: Escenificar la fiesta final.