Nightcrawler: Jake Gyllenhaal y la joya olvidada por los oscars
Por JD Romero
La ambición es saludable cuando funciona como incentivo para la creación y desarrollo de proyectos e ideas, de modo que el individuo ambicioso sencillamente desea conseguir algo que en la actualidad no tiene. Podríamos decir que en muchos casos la ambición es el impulso para abandonar el conformismo y la mediocridad. Pero, ¿Cuál es el límite en que la ambición o el arribismo deja de ser una motivación sana y comienza a ser peligrosa?. Hay momentos en que la ambición tiene tanta fuerza que el individuo está dispuesto a saltarse todas las regla morales y éticas para llegar a su meta y de eso trata Nightcrawler, esa película gigante ninguneada por la academia en la última y reciente gala de los oscars.
Jake Gyllenhaal nunca ha estado mejor. Normalmente haría una introducción antes de soltar esa frase, pero es tal el trabajo del californiano que bien merece saltarse el protocolo o la guía de estilo. En Nigthcrawler, Gyllenhall no sólo hace el papel de su vida hasta el momento, sino también el más difícil en un complicadísimo rol de persona enfermizamente ambiciosa, egoísta e inteligente hasta rozar límites. Nos hubiese encantado que ganara el oscar, pero no pudo ser. Y no es que no nos gusten los ganadores, pero desde Can it be all so simple y desde la opinión del que aquí firma hubiésemos preferido algún premio más para esta película y para Whiplash y sí, J.K. Simmons ganó el oscar (su actuación se comió al resto) pero su película merecía algún reconocimiento más que un par de oscars técnicos aparte del de actor de reparto. Con Nighcrawler igual, probablemente la película más excitante del año y con la mejor actuación y se fue de vacío, prueba del conservadurismo de la academia. Y no es que Birdman o Gran Hotel Budapest sean conservadoras cinematográficamente hablando (de hecho, todo lo contrario) pero las historias que narran son más de acorde a lo que se espera de los oscar, o al menos mucho más que la violencia pasiva de Nightcrawler y la ciudad de Los Angeles que nos muestra.
Nightcrawler nos cuenta la historia de Lou Bloom, un joven en paro que intenta hacer todo lo posible para encontrar trabajo. Una noche es testigo de un accidente y comienza a descubrir el mundo de los periodistas criminalistas de la ciudad de Los Angeles. Con un equipo básico que consta de una cámara barata y una emisora para oír las conversaciones de la policía, Bloom hará todo lo posible y mucho más para ser el mejor en su trabajo y vender sus vídeos de accidentes, incendios o tiroteos al mayor precio posible. El joven pronto pasará de ser un desconocedor del negocio al que consiga los mejores vídeos de las desgracias y peligros de la ciudad californiana en una metáfora perfecta de que la actitud es mucho más fuerte que el conocimiento o la formación.
Dirigida majestuosamente por el debutante Dan Gilroy, Nightcrawler es un trabajo fascinantemente retorcido aliñado con una actuación que recordaremos durante décadas. Un extraño thriller lleno de maldad, codicia y velocidad cuyos protagonistas son más terroríficos que las desgracias que cubren. La película es extrañamente original e intensa, narrando un tema no antes tratado por el cine y que describe en cierta manera a la sociedad americana, esa capaz de vivir con lo mejor y lo peor en el mismo momento y espacio físico.
Deberíamos ver Nightcrawler sólo por el hecho de disfrutar de la mejor actuación de Jake Gyllenhaal, pero es que además es una película turbia, excitante y terrorífica con una dirección inmejorable. Nightcrawler es esa joya de la que no te hablarán y que sin embargo nos recuerda por qué amamos el séptimo arte.