La resurrección de Nicolas Cage (Joe)
Por JD Romero, @JD_Romero23
Lisa Marie Presley fue la mujer de Michael Jackson dos años, luego se divorció y se casó con Nicolas Cage, al que dejó a los dos meses. Ese pequeño detalle es, quizás, la gran prueba de lo peculiar que puede llegar a ser el actor de California. Can it be all so simple no es un blog del corazón, nos interesan lo justo sus matrimonios, pero el pormenor que antes reseñaba me parecía una metáfora de lo inestable de la carrera del sobrino del director de El Padrino, así como de algunas parcelas de su vida.
Gran amante de los cómics (se cambió el apellido Coppola por el de Cage debido al súper héroe “Luke Cage”) es capaz de lo mejor y de lo peor; de ganar el Óscar y el Globo de oro a introducir su carrera en un barrizal de serie-b y películas que parecen elegidas por su peor enemigo. Es esa personalidad imprevisible la de Cage la que le hace meterse en problemas con hacienda a pesar de haber sido durante muchos años uno de los actores mejores pagados del mundo según Forbes, hasta seis millones de dólares se decía que debía al fisco, ahí es nada.
Con peluquín o sin él, la carrera de Cage parecía tan alborotada como su masa capilar o su vida. De Adaptation a hacer películas con 50 cent como co-protagonista por no mencionar los dos terribles filmes que hizo del motorista fantasma. Gracias a Dios, cuando un actor antes valorado empieza a acercarse al suicidio comercial viene algún iluminado y lo rescata, y de ese modo volvemos a acordarnos del talento del individuo del que nos empezábamos a mofar. El especialista en esa técnica es Tarantino, que salvó a Travolta del olvido e intentó lo mismo con Kurt Russell, podíamos decir que algo así ha probado con éxito David Gordon Green, en el filme que hoy nos ocupa. Sacar a un actor con talento de donde quiera que estuviese y ponerlo ante el foco del drama. Que se lo digan a Aronofsky con “The Wrestler“.
Ambientada en sur de Estados Unidos, “Joe” cuenta la historia de un expresidiario ahora especializado en talar árboles que intenta ganarse la vida honradamente y -de camino- buscar su redención. Un día, aparece buscando trabajo un joven de quince años con inmenso potencial cuya vida está a punto de desmoronarse por un padre alcohólico y una madre que se limita a sobrevivir. Joe ve en el chico la manera de enmendar su vida, de hacer algo por los demás y, en definitiva, de tener una razón para levantarse por las mañanas.
Filmada en el area de Austin (Texas) Gordon Green nos cuenta esta elemental historia en tonos de grises y cámara en mano de manera más que efectiva, construyendo una historia oscura y a momentos más que dura donde vemos a un Nicolas Cage completamente creíble en un papel comedido y sereno. Las almas grises que pululan por el entorno rural se muestran incapaces de vislumbrar un futuro más allá de levantarse por la mañana y hacer lo mismo que ayer y la película retrata una tristeza implícita como no había visto en mucho tiempo, meritorio sabiendo que el director es más experimentado en el terreno de la comedia.
Con un cigarrillo en la mano y una botella en la otra se nos presentan la mayoría de los personajes de la cinta, buscándose la vida en trabajo básicos y sobreviviendo en familias disfuncionales.
Nicolas Cage encuentra la redención en este tramo de su carrera, al igual que Joe la tiene en la figura del crío al que protege y encuentra a Gordon para construir una película sencilla, dura sin caer en el recurso evidente y triste sin intentar serlo por la vía fácil. Hay escenas meramente contemplativas que sirven para construir el pequeño universo sureño, como si del tercer mundo se tratara. La película se basa en Cage y Cage da lo que se le pide. Podíamos plantearnos si un drama de estas características tendría su mayor acierto en un actor que se ha empeñado en empuñar un arma y salvar el mundo una y otra vez, pero resulta que sí, que sigue teniendo mucho más talento del que él ha querido que veamos en -demasiado- tiempo.
Joe es una película que no se llevará ningún óscar ya que no resulta lacrimógena de acorde a la masa, por no estar hinchada y por contar el día a día de unos cuantos don nadies, pero esa precisamente es su virtud: es mustia y apagada y no esta hecha para cinéticos aficionados a las terapias en grupo. Joe es la América del patio trasero, la que no tiene rumbo, la que se cura en alcohol y la que rescata a Nicolas Cage.