La Purga, ahora con un 100% más de campaña electoral

Por Alberto Pérez, @Nouso

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Seguimos con las novedades cinematográficas, y hoy os vengo a hablar de “The Purge: Election Year”. Para quienes no la conozcan, es la tercera parte de una saga, “The Purge”, que comenzó en 2013 con The Purge y tuvo su segunda parte en 2014 “The purge: Anarchy”. James DeMonaco, que se estrenó en la dirección con Staten Island, y escribió algún que otro éxito como “El Negociador”, ha creado una saga que desde la primera entrega ha sorprendido a propios y extraños.

Pero, ¿qué es la purga?. En unos Estados Unidos renacidos, con unos “nuevos padres fundadores” – falta explicar porqué tuvieron que refundarse – se ha establecido una “tradición”. Todos los años, una noche, sólo una noche, las leyes se apagan y todo está permitido. Esto provoca una cacería en la que muchos ciudadanos salen a la calle a asesinar vilmente a todo el que pueda.

Desde la primera entrega DeMonaco le da a los filmes una visión social de La Purga, y es que, en esta especie de locura colectiva, las clases altas pueden fácilmente contratar seguridad, convierten sus casas en auténticos búnkers a la misma vez que una gran cantidad de población queda desprotegida ante la situación.

En cada una de las entregas se centran en una situación concreta, el asalto, imprevisto, a una casa muy bien protegida; una trama de tráfico de personas para la diversión de unos cuantos durante la noche de la purga; o, en este caso, el intento de asesinato de una candidata a la presidencia de los USA, una candidata con muchas posibilidades y que está posicionada en contra de la Purga, que, por lo que parece, se ha convertido en un negocio bastante rentable.

En esta tercera entrega repite Frank Grillo, que ya protagonizó la segunda entrega, y compartirá cartel con Elizabeth Mitchell. La conspiración para eliminar a la opositora al gobierno queda clara desde el primer minuto, y para ello se organiza un gran sistema de seguridad en torno a su persona para la noche de la purga, sistema que falla, y aquí asistimos a lo peor de las películas: la repetición, por tercera vez, del hilo central, gente que se queda en la calle el día de la purga y tienen que sobrevivir.

Lo interesante – al menos para mí – es el entramado de resistencia contra esta especie de limpieza que constituye la Purga. Desde la primera película hasta esta tercera (y supuestamente última parte) se le ha ido dando más y más protagonismo a cómo la sociedad civil, desde abajo, prepara esta noche para salvar las vidas de los más desprotegidos. Se ha creado, a través de distintos sitios una oposición real a la Purga. En este caso a la candidata la persiguen para eliminarla precisamente por su oposición a esta fecha, y de primera mano tiene el placer de conocer cómo funciona la realidad de este día desde abajo. Los intereses creados para la élite son amplios, eliminación de oponentes, tráfico de personas, fiestas privadas con todo tipo de perversiones, mercado de armas (recordad que en los USA son un motor económico prioritario).

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Por contra, tenemos uno de los elementos que mejor funciona de la película. A pesar de que es una noche en la que no hay normas, que todo está permitido, los participantes en la Purga se lo toman como una especie de ritual, se produce esa noche una suerte de baile de máscaras, de disfraces, donde los participantes pretenden infundir el más profundo de los miedos en sus víctimas, algo que por otra parte no sería necesario. Es quizá la parte más visual y llamativa de las tres películas, y da verdadero miedo ver algunas de ellas.

Los grupos de poder conservador ven en la purga el oro, el reluciente de los negocios asociados, y el aún más brillante de la consecución de unos standares sociales que se mantienen no por una gestión, sino por una buena eliminación de “las sobras”. Para la sociedad es una manera de canalizar rabia como nunca se había visto en una historia cinematográfica, desde la simple llamada del instinto animal a la facilidad con la que se puede acabar una rencilla personal.
Une película de acción, bien montada, un espectáculo cinematográfico bien realizado, quizá repetitivo por el hilo conductor, que no deja de repetirse en las tres películas. Una película del montón si no se realiza esa lectura sobre el entramado social contrario a la Purga, símbolo de “los nuevos Estados Unidos de América”, una contracultura que parece que Hollywood arrincona en producciones donde la ficción es demasiado clara, pero que sin embargo nos puede dar mucho juego.

Recomendable para pasar un buen rato, aunque no sea, para mí, la mejor de la trilogía.

 

CIBASS Puntuación CIBASS Tres puntos


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