Cuando la CIA se pareció a la TIA (operación gatito acústico)
Por Daniel Bargalló, @elleondelametro
Acostumbrados como estamos a las películas de acción y espionaje, nos imaginamos que todos esos sistemas de información y contrainformación operan con hombretones como James Bond o el moderno Jason Bourne. Personas con una inteligencia superior, sobradamente preparados y además físicamente capaces, verdaderas máquinas de matar y amar que siempre salen airosos de sus misiones y golpean duro el trasero de sus enemigos. Bien amigos y amigas, pues es más que probable que esta imagen sea solo una recreación cinematográfica algo alejada de la realidad. Está claro que los servicios de inteligencia existen y que seguramente cuenten con grandes profesionales expertos en todo lo anterior, pero probablemente casi todo se encuadre dentro de un margen a medio camino entre Bourne y el pequeño Nicolás.
Hace algún tiempo leí por ahí una frase que venía a decir algo así como: La realidad de los servicios secretos se parece más a un cómic de Mortadelo y Filemón que a 007. En aquel momento me pareció una exageración, pero después de ver como se han llevado a cabo ciertas operaciones a uno le da por pensar que a lo mejor no hay mentes tan tan brillantes detrás de ciertas organizaciones.
Sin embargo, si existe una operación que se lleve la palma en cuanto a estupidez, por la idea, ejecución y final de la misma esa es “Gatito acústico” (Acoustic kitty en inglés)
Este es el relato literario de los hechos acaecidos
Este relato ha sido extraído del libro “The greatest historical failures: A tale about human stupidity” de George P. Sallopilig
OPERACIÓN GATITO ACÚSTICO
Pocas iniciativas en la historia de los servicios secretos deben despertar tantas risas como esta “brillante” idea de uno de los equipos de trabajo de la CIA. Documentos desclasificados recientemente nos ayudan a hacernos una idea de la calidad de la marihuana que se fumaban en la agencia, allá por los años 60.
“Gatito acústico” fue una operación que en origen no difería demasiado del resto de operaciones norteamericanas de la época de la guerra fría: Espiar a los rusos. Pero hacerlo de una forma sutil y delicada, para que los malvados comunistas no se dieran cuenta.
Pues resulta que al ladito de la embajada soviética en Washington DC, había un parquecito muy cuco para darle de comer a las palomas, en el que algunos espías soviéticos iban a tomarse el vodka de las 13:30. El caso es que por ser un sitio frecuentemente transitado por altos funcionarios rusos, los norteamericanos entendían que debían tener lugar jugosas conversaciones y comenzaron a pensar en una forma de captarlas todas. Pues en esas la división de Ciencia y Tecnología de la CIA, es decir, los más frikis de la agencia, pensaron que podrían adiestrar a un animal para que fuese capaz de interceptar toda la información posible. Y pensaron en el animal geek por antonomasia, un gato.
A continuación reproducimos el fragmento de la tormenta de ideas que dio lugar a tan brillante plan:
-Señores, tenemos que hacer algo para justificar la pasta que le dan a nuestro departamento y demostrar que nos la gastamos en algo más que en suscripciones a Playboy.
-¡Invadamos un país latinoamericano en nombre de la libertad!
-Eso ya lo hemos hecho varias veces, además somos científicos no John Wayne
-¡Destruyamos desde dentro un movimiento obrero!
-No, no, quiero algo nuevo y sorprendente
-¡Pongámosle micrófonos a un gato para que sea capaz de captar las conversaciones que queramos!
-¡Que buena idea Bob! ese es mi sobrino…
Así que este departamento se hizo con un gato y pensaron que la mejor forma para captar conversaciones interesantes era abrir el gato en canal y enchufarle unas baterías, unos micros y unas antenas para convertir al pobre animal en una unidad móvil de radio.
Dicho y hecho, sometieron al gato a varias operaciones para transformarlo en un transistor. Sorprendentemente el felino sobrevivió a estas operaciones, pero ocurría que el gato cuando tenía hambre abandonaba sus tareas de espionaje y se iba por ahí a buscar comida, por ello estos científicos locos decidieron que lo mejor era suprimirle el deseo de comer al animal, así que volvieron a operarlo para quitarle la sensación de apetito. A estas alturas, el grado de perversidad del plan había alcanzado “Over 9000” de sobra.
Finalmente, tras cinco años de trabajo y veinte millones de dólares de nada, “gatito acústico” se encontraba listo para actuar. Nuestros científicos se metieron en un piso franco a comer donuts, beber café malo en vasitos de cartón, hablar de los culos gordos de sus mujeres y por supuesto ver como su mascota biónica hacía un gran trabajo en el parquecito donde los rusos pelaban la pava.
Soltaron al gato y cuando el animal estaba cruzando la calle para entrar en el parque, fue despachurrado por un taxi que probablemente llevase a un detective privado diciéndole al taxista “Siga a ese coche”. Así comenzó y terminó la primera y última misión del gatito acústico.
En la habitación del pisito franco el momento se vivió así:
-Bueno, ahí va nuestro chico, está a punto de cruzar para entrar en el parque
-¡CHAF!
-(Bob, que se encontraba siguiendo al gato con un pequeño catalejo, tragó saliva, levantó la cabeza y volvió a mirar por la lente a ver si es que llevaba demasiados cafés, donuts o culos gordos, y no lo había visto bien. Pero que va, el gato estaba reuniéndose con Mufasa y había pasado a integrarse en el ciclo de la vida) Chicos, dijo Bob, ¿Cu…cuanto dinero nos habíamos gastado en este proyecto?
-20 kilos
– Pues creo que este mes no vamos a tener Playboy
Y ese fue el fin de la “Operación Gatito Acústico” y el porqué del cambio de trabajo de Bob, que pasó a vivir dando conferencias sobre “Cómo tirar a la basura 20 millones de dólares y seguir adelante con tu vida”
Por otro lado, la División de Ciencia y tecnología de la CIA se “reformuló” centrando su trabajo desde entonces en el control mental de masas. El máximo exponente de esta nueva etapa fue el proyecto Tele 5, que sigue funcionando aún hoy día y…bueno, creo que ya he hablado demasiado.
¡Hasta la próxima, zagales!
Me ha dado mucha penica pensar en todos los gatos que tuvieron que sacrificar para esta chorrada pero a la vez me imagino al gatito final al estilo de Salem, el muñecote que salía en Sabrina, cosas de brujas, y me parto sola.