Creed, la innecesaria e inmejorable vuelta de Rocky Balboa
Por Scott Burton
Con la nostalgia no debe jugarse aunque entendamos que para una productora es lo más sencillo. Coger una franquicia cuya conexión con el público está demostrada (aunque lleve décadas enterrada como en el próximo caso de Cazafantasmas o en el cercano de Mad Max) es un juego que siempre sabremos que contará con una legión de fans y con un público mucho más joven al que le suene que estamos ante algo serio, o ante algo que lo fue. La cuestión es cuando volvemos a algo difícil de mejorar y el único resultado es el daño a una película o saga cuya historia, personajes y calidad general estaba en nuestro cerebro y muchas veces plenamente ligada al recuerdo de nuestra infancia. De Poltergeist a Terminator Genesis, Furia de titanes, Desafio Total, las diferentes Superman la lista de decepciones a un nivel u otro es interminable, aunque también tenemos que hablar (aunque sea en contados casos) de revitalizaciones geniales como en el caso de Mad Max, Dredd, Star Trek o El planeta de los simios y aceptables pero que mejoraban lo existente como en el caso de Las tortugas ninja.
En el filme que hoy nos ocupa era complicado. Una saga irregular (con una primera y última parte notables y cuatro películas enmedio con momentos puntuales) pero que había conectado desde siempre y para siempre con el público. La historia del perdedor al que se da una oportunidad para convertirlo en una especie de mono de feria y que acaba sorprendiendo a todos por su capacidad de superación, tesón y esfuerzo. La historia atemporal creada por Sylvester Stallone (y que se asemeja en paciencia y ahínco a la del propio Sly al intentar llevar a cabo la película en su juventud) apoyada por la interpretación de los secundarios, la fotografía de James Crabe y sobretodo la música de Bill Conti conectó con millones de personas de todo el mundo que se identificaron con la idea de soñar aun cuando todo el mundo te dice que ese placer no está reservado para ti.
Con la última versión de Rocky (2006), Stallone escribía y dirigía el sello de oro a su particular saga. Una pequeña y preciosa película donde la fabula esquemática funcionaba mejor que nunca desde la humildad y la aceptación de la edad y cuya calidad no solo sorprendió a la mayoría de cinéfilos (a pesar de las de los críticos profesionales) sino que supuso el cierre y final definitivo a una saga con la que crecimos, desde que Rocky y Adrian se conocen al fallecimiento de la segunda, del nacimiento del hijo de ámbos a su postura a la vuelta de su padre. Todo estaba en Rocky Balboa y -por si fuera poco- las notas de Bill Conti sonaban mejores que nunca y la fotografía de una Philadelphia en invierno era maravillosa. Stallone pasó la prueba y en aquel momento pensamos que jamás se retomaría su icónico personaje de nuevo.
Pero vaya si nos equivocamos. menos de una década después comenzaba el rodaje de Creed, una nueva versión (aunque fuese casi un spin off) en la que el protagonista sería el hijo del mítico Apollo y que sonaba a estirar el negocio de manera forzada. Pero vaya si nos equivocamos. La cosa es que al ver la película todo parece justo lo contrario desde el primer minuto: superación personal sin edulcorantes, búsqueda de una razón por la que vivir, respeto por los grandes del negocio, amor, amistad y las inmejorables interpretaciones del carismático Michael B. Jordan (que ya vimos en la infravalorada última versión de Los cuatro fantásticos) y de un sobresaliente Sylvester Stallone como actor secundario cuyo reciente Globo de oro así lo prueba. En Creed, se nos narra como el hijo del legendario Apollo Creed pone rumbo a Philadelphia en busca del mayor rival de su padre para intentar que se convierta en su entrenador. El chaval, multimillonario de herencia, tiene sin embargo una fuerza de voluntad y determinación que es valorada por Balboa, hasta el punto de aceptar la petición.
Creed se sitúa a la altura de lo mejor de las anteriores gracias al carisma natural de Michael B. Jordan, al apoyo de Stallone y a la dirección de un Ryan Coogler (que estará al mando de la adaptación de Marvel de Pantera negra) que da el pulso exacto a una historia de más de dos horas que se pasa volando. Un filme que es una especie de prueba de equilibrio exacto entre cine comercial y de calidad que puede llenar salas y recibir premios al mismo tiempo, emocionarnos y ofrecer lucha, música rap y el ejemplo de product placement más descarado que hemos visto en años, en este caso de la marca Jordan. Creed visita lugares conocidos por todos y contenta a los fans y avanza hacia el futuro con una versión tan actual como respetable. Pensamos que el espíritu de Rocky no se repetiría y resulta que está más vivo que nunca.
Entonces merece la pena Creed. Me lo he estado preguntando desde que empezaron a salir imágenes e información de la peli.