Quince fotografías de Jay-Z que (posiblemente) no habías visto antes
Por Redacción CIBASS, @CIBASS_Blog
De vender drogas en la calle a ser recibido en la Casa Blanca, ser amigo personal de Michael Jackson o acabar de embajador de la ONU. Desde luego no podemos dejar de considerar que el ascenso de Jay-Z -ya no sólo musicalmente, sino su impacto global- ha sido gigantesco. Y es que para cualquier ser vivo el simple hecho de salir vivo del ghetto de Brooklyn Bed-Stuy en los ochenta ya tiene mérito y mucho más si encima el resultado de tus proyectos profesionales y vitales te llevan a ese estatus al que muy pocos tienen acceso y encima si lo quieres hacer mediante el hip hop y si vienes de vender droga en la calle.
La cosa es que si atendemos a las letras de Jay-Z (nacido como Shawn Carter en el 69) podemos ver como se muestra crítico con muchas de las actitudes de los que poblaban su barrio en los tiempos en que Jay-Z era un adolescente. También descubrimos en Decoded (una suerte de libro autobiográfico en el que también explica algunas de sus letras más conocidas hasta la época) como sus aspiraciones eran mayores, como tenían una especie de “guía de estilo” con la que pensaban llegarían arriba. Jay-Z, su ex socio Damon Dash y los que estaban desde el principio en Roc-A-Fella pensaban que siempre tenían que ser los que mejor vestidos iban a un concierto (aunque este se celebrara en el peor antro de Nueva York) y que tenían que intentar ser los mejores en todos y cada uno de los aspectos, no sólo rapeando y eligiendo buenas bases instrumentales sobre las que escupir las rimas. Jay no se conformó con entrar en una discográfica y llevarse un 8% de las ventas, sino que creó la suya propia, no se conformó con vestir la ropa de otro, sino que hizo su propia firma y esa forma de pensar tan arrogante como plagada de autoconfianza le llevó a lo más alto.
Para mucha gente (incluso puede que para muchos de los lectores), Jay-Z es simplemente el marido de Beyoncé. Pero nada más lejos de la realidad. Shawn Carter mucho más allá de ser la pareja de una cantante pop (nos negamos a llamar a eso r&b, al menos en la mayoría de canciones) no sólo es uno de los hombres más ricos e influyentes del mundo, sino -además de todas sus empresas- tiene más discos números uno en Estados Unidos que Elvis Presley. Sí, que el puto rey del rock. De modo que tratar a Jay de accesorio de la diva es cuanto menos un ejemplo de ignorancia y de simplificación de logros. Al César lo que es del César.
Musicalmente tampoco se queda atrás. Destacamos su Reasonable Doubt con el que debutó con un sonido East Coast y unas rimas fluidas que incluso mejoraban a sus discos posteriores en ese aspecto. The Blueprint es un disco que no sólo descubrió a Kanye West para todo el globo, sino que salvó al rap de la quema en un momento donde el sonido Dirty South estuvo a punto de acabar con el respeto por un género musical al que amamos. Con The Black album se alejaba levemente de la influencia soul de The Blueprint y entregaba un disco atemporal de una calidad innegable del que han salido clásicos modernos que siguen sonando. De después nos quedamos con The Blueprint 3, tercera parte de uno de sus discos más celebrados y un álbum que parece estudiado al milímetro para ofrecer una mezcla equilibrada entre sonidos callejeros, limpios, instrumentales que recuerdan a los clásicos del rap, modernidades, hits para la radio y alguna que otra influencia de soul clásico mediante el uso del sample.
Como podéis comprobar nuestra admiración por Jay-Z va mucho más allá de lo musical y eso que consideramos varios de sus discos como álbumes históricos del género. Apreciamos su ascenso desde el ghetto hasta hacerse un hombre de negocios reconocido a nivel mundial (a pesar de algunos de sus errores, como Tidal) y de ser un representante del hip hop que sin ser un tio Tom del rap es un digno embajador que ha sabido transformar lo cool y la autenticidad del sabor de las calles en millones de dólares. Jay-z probablemente encarne al sueño americano, ese sueño de un país en el que te dejan morir de cáncer si no te puedes costear el tratamiento y en el que sin embargo pueden regalarte una pistola por abrirte una cuenta de banco. El salvaje oeste de la América que Donald Trump no conoce y que tiene en sus mejores narradores a los rappers y en el que Jay-Z es uno de sus protagonistas más emblemáticos a pesar de haber trascendido al género. Os dejamos hoy sin más cháchara con quince fotografías de Jay-Z que muy posiblemente no habíais visto antes.
It’s a hard knock life