Starfighter, el comienzo de la sombra de Lucas y Spielberg
Por Scott Burton
Que la sombra de Star Wars es alargada es una obviedad. Desde su influencia en nuestra cultura al modo en que se mueve el negocio del merchandising gracias a la visión de Lucas. ‘La guerra de las galaxias‘ supuso un impacto sin antecedentes en una gran variedad de campos, y sólo tenemos que salir a la calle y mirar los escaparates para darnos cuenta.
Sabemos que el orondo barbudo se inspiró en ‘La fortaleza escondida‘ (del genio Kurosawa), en las películas clásicas de aventuras y en la serie de Flash Gordon y también conocemos lo que ha supuesto -sobretodo la trilogía original- en el cine hasta nuestros días. Una maravillosa influencia que ha hecho que el cine de entretenimiento también pueda ser digno, respetuoso y que ha roto las barreras de pensamiento en cuanto a que un producto consumido por el gran público no podía ser a su vez profundo e inteligente. Todo esto lo vemos nitidamente con la distancia, pero ¿Cómo fue la resaca post Star Wars?…
Aquellos que somos hijos del videoclub recordamos especialmente una película que, sin ser una obra maestra, se alejaba de todas las producciones que únicamente buscaban sacar nuestro dinero en producciones vergonzosas, estoy hablando de ‘El último Starfighter‘ o como se llamó en España: ‘Starfighter: la aventura comienza‘.
Dirigida en 1984 por el entonces novato Nick Castle (que acabó teniendo una carrera en el cine de comedia con más pena que gloria) la película comienza con una música heredera del primer John Williams y con unos créditos que son influencia del Superman de Richard Donner. Si algo llama la atención ya en los primeros minutos de visionado es la preciosa fotografía de King Baggot, que de algún modo nos hace intuir que no estamos ante el típico sacadinero que nos encontrábamos en la época del VHS. Treinta años después del estreno el filme sigue pareciendo interesante y con buen acabado. Great.
Nos situamos: en un pequeño pueblo de caravanas (sí, en Estados Unidos es común y se llaman Trailer parks) encontramos a Alex, un adolescente y honrado idealista que quiere alistarse en el ejército mientras intenta sobrevivir a las burlas de sus amigos. El joven, como tantos chicos de aquella década, escapa de la realidad que le rodea jugando a ‘Starfighter‘, el arcade situado en el porche del bar.
Una tarde, Alex bate el récord de puntos de la máquina recreativa ante los ojos de todo el pueblo, y se va a su casa tan tranquilo. La noche transcurre tranquila y serena con un maravilloso cielo estrellado… hasta que aparece alguien misterioso buscando a Alex: Centauri, el inventor de la máquina recreativa, que le hace una increíble proposición. Resulta que la misión del videojuego no era la de entreneter y sacarnos a cambio unos dólares, sino que era un instrumento de reclutamiento para una grandiosa batalla que está a punto de librarse en otra galaxia. El arcade era la metáfora de escapar de la realidad y monotonía del parque de caravanas y precisamente da a Alex esa oportunidad, pero en la vida real. Dios bendiga los años ochenta.
Con cierta variedad de personajes, escenarios y vestuario la película tiene un aspecto más bien de Disney, rápido se descubre como un entretenimiento digno pero que no sabe más de lo que cuenta: no parece tener una mitología detrás de cada criatura, lo cual la aleja del Lucas o Spielberg de la época. Rápidamente llama la atención la inclusión de efectos digitales completos para tratarse de una película de la primera mitad de los ochenta, podemos notar ciertas pretensiones en el filme aunque personalmente hubiera preferido las maquetas tradicionales.
Sin duda las mejores partes de la obra las encontramos en la interesantísima introducción y en el nudo, cuando Alex reniega de su posición como Starfighter y se encuentra con su “sustituto” (un ser idéntico física y mentalmente) durmiendo en su cama, ser enviado para que nadie sospeche de su verdadera misión en el universo. ‘Starfighter: la aventura comienza’ es hábil a la hora de mezclar la ciencia ficción con el amor, las aventuras y los traumas adolescentes en un entorno que América muchas veces no nos quiere enseñar y bajo una dirección y fotografía más que dignas. El guión es sencillo, no nos engañemos, pero el conjunto es más que aceptable y el filme en conjunto sigue siendo muy respetable.
Con un impresionante (para la época) final con la nave bajando al trailer park al más puro estilo ‘Encuentros en la tercera fase’, este decente hijo de su tiempo se despide de manera más que honrosa, interconectándonos con un tiempo en que casi todo nos parecía mejor, bien porque eramos niños y no teníamos responsabilidades o bien porque realmente el ambiente creativo era especial en muchos ámbitos. Sea como sea, me parecía solemne homenajear en Can it be all so simple Blog a ‘Starfigher: la aventura comienza’ en su treinta aniversario, un noble entrenimiento en VHSrip de un tiempo en que todo era posible.
No sabía el nombre de esta película que vi hace años y lo mismo me pasò con el de los payasos asesinos. Muchas gracias !!