Warren Ellis y el cómic del futuro
Por Mario de Olivera
Cuando a un guionista de cómics se le cuelga el San Benito de visionario, genio o pionero sabemos que de manera inevitable nos vamos a encontrar con escritores de la talla de Alan Moore, Grant Morrison o Neil Gaiman. Gente que ha facturado magníficos tebeos pero que se alejan de las historias de andar por casa que, para que negarlo, también proporcionan muy buenos ratos. Muchos se preguntaban si era posible otro tipo de cómic. Aquel que mantuviera la esencia de las historias súper heroicas de toda la vida pero con ese punto característico y sesudo del tebeo orientado a un público más adulto. La respuesta a este interrogante viene dada en forma de nombre propio: Warren Ellis.
A finales de los años noventa aparecían dos series llamadas a cambiar el concepto que hasta la fecha se tenía del comic de superhéroes: The Authority y Planetary. Ellis, originario de Essex, ya se había forjado una reputación en las dos grandes editoriales, Marvel y DC, y empezaba a despuntar con sus proyectos de corte más independiente.
The Authority nace de las cenizas de Stormwatch, colección que hasta la llegada del inglés carecía de interés alguno. Tras hacerse cargo de los últimos números y relanzarla con un nuevo y revolucionario enfoque, Ellis decide quitarse de en medio a los personajes que no le sirven para su nueva colección. Una serie cuyas señas de identidad vienen marcadas por la espectacularidad de sus ilustraciones y por la grandeza de sus guiones. Tres arcos argumenta- les que irán creciendo exponencialmente en cuanto a peligrosidad y poderío del enemigo a batir y, por supuesto, en cuanto a violencia generada por los combates entre héroes y villanos.
Responsable directo del espectáculo visual es Brian Hitch, alumno aventajado de Alan Davis y que factura algunas de las páginas más fastuosas de la historia reciente del comic. El invento dura doce números ya que Ellis se ve incapaz de superar lo ya publicado, y deja el título en manos del tándem formado por Mark Millar y Frank Quitely. Los guiones del escocés no solo contendrán los mismos ingredientes que los de su predecesor sino que algunas situaciones serán, si cabe, más enfermizas y sádicas que las de Ellis.
Comparado con Hitch, Quitely, pierde en espectacularidad pero gana en visceralidad y crudeza, facultades mucho más acordes con el tono de esta nueva etapa. Sin embargo, tras mucho batallar contra terroristas, súpervillanos e incluso dioses, nuestros héroes no pueden derrotar a la censura norteamericana, mucho menos permisiva desde los ataques terroristas del 11 de Septiembre. Tras 29 números llenos de violencia extrema, arrogante prepotencia y sexo poco sutil la serie que cambiaría los comics de superhéroes para siempre llegaba a su final.
El segundo pilar en el que se debería sustentar la industria del comic actual es Planetary, una suerte de Expediente X súper heroico repleto de referencias y guiños a la cultura popular. La labor gráfica recae esta vez en un dibujante hiperrealista, John Cassaday, que además de ser un excelente narrador también se destapa como un sobresaliente portadista, elemento fundamental y seña de identidad de la serie.
Planetary es una organización secreta encargada de investigar y catalogar los misterios y leyendas urbanas que son descubiertos a lo largo y ancho de todo el mundo y de paso intentar aportar algo a la historia oculta del planeta. Estructurada en episodios autoconclusivos, cada una de estas historias supone una pequeña pieza de un gran puzzle ideado por Ellis desde la primera viñeta y que, una vez concluido, encaja en su sitio con una precisión de relojero.
La primera lectura de la serie supone una experiencia apasionante aunque nada comparable a posteriores relecturas, las cuales se convertirán en un juego en el que descubrir las pistas que Ellis deja caer poco a poco, número a número, ya que todas se encuentran ahí, mostradas de manera más o menos velada. Para conseguir mayor complicidad con el lector, los arqueólogos de lo imposible tendrán que investigar casos en los que los implicados nos resultarán muy familiares, y por las páginas de la serie desfilarán versiones “alternativas” de personajes como Sandman, la Liga de la Justicia, los Cuatro Fantásticos, Sherlock Holmes, Tarzán, Drácula o Marilyn Monroe. Unos homenajes que ayudan a hacer la serie mucho más atractiva e interesante si cabe para un lector al que se le exige estar en todo momento ojo avizor.
Dos auténticas obras maestras que a día de hoy son bastante difícil de conseguir ya que la última licenciataria de los derechos, Norma Editorial, los perdía el pasado 1 de enero convirtiendo en todo un enigma quién será el afortunado en volver a poner en circulación estas dos historias. Sea quien sea no debería tardar mucho ya que material de esta calidad debería estar disponible siempre para poder ser disfrutada por cualquier aficionado.