Trilogy de Ana Popovic, o cómo hacer el disco perfecto

Por Alberto Pérez, @NoUso

Trilogy es el último disco (iba a poner nuevo, pero lleva en el mercado desde Mayo) de Ana Popovic. Y es que la guitarrista y cantante nacida en Belgrado (aunque afincada en Memphis) se está convirtiendo, si no lo es ya,  de los referentes del mundillo blusero desde que dejara el grupo Hush y lanzara su carrera en solitario.
Es difícil encontrar guitarristas femeninas con una carrera tan dilatada como solistas en esto de la guitarra eléctrica, virtuosas como Nita Strauss u Orianthi son algo posteriores, y sus carreras han ido asociadas a otros grupos como The Iron Maidens para Nita o como parte de la banda de Alice Cooper (ambas, de hecho Nita sustituyó a Orianthi en dicha banda).

Pero es que lo de Ana Popovic es algo fuera de lo común. A sus habilidades como guitarrista se le suma una capacidad de composición realmente admirable, una voz maravillosa y una fuerza y presencia en el escenario brutales. No en vano forma parte de la actual gira “Experience Hendrix Tour” tributo, evidentemente, a Jimi Hendrix. En esta nueva producción la guitarrista serbia ha hecho una auténtica “masterpiece”. Un triple disco donde se mueve por todos los registros que ha ido tocando a lo largo de su carrera, desde esa fusión funk, groove, soulera que está tan de moda ahora a lo puramente blusero y lo más sorprendente: su introducción, desconocida -al menos para mí- en el mundo del jazz.

Ana Popovic nunca ha pasado desapercibida para los productores más importantes y en este caso no iba a ser diferente. Trilogy está producido por Warren Riker (Lauryn Hill, Carlos Santana, Korn o Destiny’s Child), Tom Hambridge (Buddy Guy, Johnny Winter, Lynyrd Skynyrd o Norah Jones) y por Delfeayo Marsalis (de la dilatada familia de musicos Marsalis, desde el abuelo Elis Marsalis a su hermano Wynton Marsalis o él y sus más de 300 producciones musicales, y es que además de productor pasa por ser trombonista).

Trilogy supone la consagración total de una artista ya ampliamente reputada y reconocida. El primero de los discos, “Morning”, es una auténtico placer para los sentidos. Nueve temas delicados, perfectamente compuestos con una sección de vientos que funcionan como máquinas industriales puestas a punto para fabricar movimientos de pies. Un bailoteo al que induce el alma funk de las nueve composiciones, destacando unos solos de guitarra de esos que te hacen cerrar los ojos y te devuelven el amor por el acero. Destacar dos temas, Fencewalk, por su solo de guitarra, y Train, por el dueto cuasi perfecto que hace con Joe Bonamassa (aunque en el vídeo que acompaña no sale Joe)

El segundo disco “Midday” es el más bluesero de los tres. Es el más puramente Ana Popovic, virtuosismo en todas las composiciones, unas líneas de bajo tremendamente marcadas, menos voz y mucha más cuerda vibrando. El instrumental “Who’s Yo Mamma” me vuelve tremendamente loco. Y aunque en otros discos Ana puede pecar de exceso  de virtuosismo -tanto que en ocasiones cansa- en estas composiciones resultan mediciones exactas, no hay nada de más ni de menos en esta parte.

Y por si fuera poco, aún nos quedan los siete temazos del “Midnight”. Siete apuntes jazzeros que, como os dije antes, me han resultado del todo sorprendentes, y para bien. Porque no se puede decir que no se le de bien. Mucha menos guitarra (que casi desaparece), un grupo de jazz sonando como debe ser y una voz diferente, de las que no acostumbramos a oír en estos menesteres. 

Si no lo tenéis ya, si no lo habéis escuchado mientras leíais este post, si no habéis corrido a Spotify o a cualquier otra plataforma donde poder ponerlo, probablemente es que no tenéis corazón. Corred insensatos e insensatas, que estáis frente a uno de los mejores discos de la década. Y con diferencia.