The Death of Superman Lives, la historia del Superman de Tim Burton y Nicholas Cage

Por Scott Burton

Los aficionados al cómic, a los super héroes y a la ciencia ficción en general sabíamos desde su momento que Tim Burton estuvo varios años ocupado con la creación de una película de Superman tras su enorme éxito en Batman (1989) y Batman Returns (1992). Burton había sabido aunar perfectamente tirón comercial con calidad cinematográfica, cierta profundidad y una personalidad propia que de algún modo empezó la moda por llevar a la gran pantalla con cierto respeto a los personajes del cómic más populares. Y es que desde Superman II en 1980 hasta la llegada del murciélago de DC protagonizado por Michael Keaton la calidad de las películas del género era bastante discutible, echen un vistazo si no a la versión de The Punisher protagonizada por Dolph Lundgren, al Capitán América de Albert Pyun o a Los cuatro fantásticos que produjo Roger Corman para ver el acabado a todos los niveles de los filmes basados en personajes de cómic que se hicieron en esa franja de tiempo (y un poco después) para darnos cuenta de como estaba el panorama.

Corría el año 1996 y Tim Burton era ya un director más que consagrado con unas virtudes apreciadas por todos y un tirón probado a pesar de una filmografía no excesivamente extensa en el momento, su experiencia con las dos versiones de Batman ya mencionadas además lo convertían en alguien que sabía lidiar con el tema. Jon Peters, productor de sus dos filmes del murciélago, le encargó la preproducción de una película llamada Superman Lives (Superman vive) cuyo guión ya tenían entre manos y que iba a ser revisado por Kevin Smith, alguien que sabe un poco de cómics.

Tal como hemos podido ver en las conferencias que da Smith a lo largo y ancho de Estados Unidos contando sus anécdotas en el mundo nerd y dentro de la maquinaria de Hollywood (podéis verlo en el DVD An evening woth Kevin Smith) al director de New Jersey se le dieron tres condiciones para el guión que le habían entregado: que Superman no apareciese volando, que el traje fuese negro y que apareciese una araña gigante al final. Smith se las ingenió para que el habitante más popular de Krypton acabara volando y para que el traje fuese azul oscuro en vez de negro, la araña la acabó dejando y todo para nada ya que Smith también fue despedido de la preproducción del film. El orondo guionista y director de New Jersey no ha dejado de cebarse desde entonces con Jon Peters y muchas de las personas involucradas en el proyecto, quizás por el hecho de ser despedido. Si atendemos a las bromas sobre las ideas que había para la película que hace Smith en sus charlas podremos pensar que se trataba de la mayor basura que jamás se iba a rodar en la historia de Hollywood, si vemos el arte conceptual que se muestra en el documental del que hoy hablamos la percepción que tenemos en bien distinta y vemos a Smith como un fan pataleando por haberle alejado de su sueño.

En The death of Superman lives disfrutamos durante los más de cien minutos de la historia de la película desde las primeras ideas. Dirigido por el experimentado John Schnepp en este mismo 2015 y con un acabado que se aleja de ser espectacular, la gracia del documental es ver el larguísimo desarrollo de una película que nunca se rodó, incluyendo guiones, pruebas de vestuario, arte conceptual, prueba de efectos especiales, localizaciones y un largo etcétera. Para Superman lives se quiso contar con Nicholas Cage, un actor que si bien ahora no suena a demasiado serio en aquellos momentos gozaba de una popularidad y proyección esperanzadoras, además de ser un grandísimo fan de todo lo que huela a cómic. La historia se basaba superficialmente en el tebeo La muerte de Superman (tomo completamente recomendable que puede encontrar en cualquier librería especializada) y entre los villanos veríamos a un Lex Luthor más serio, a Brainiac y a Doomsday.

El filme debería estar preparado y listo para estrenarse en el verano de 1998 y debido a las diferencias creativas entre Smith y Burton, las discusiones entre el productor y los creativos y el alto presupuesto de la versión que quería rodar el director (que se acercaba a doscientos millones de dólares) acabaron por cancelar la que parecía la mejor versión moderna de Superman, mucho más divertida que la de Bryan Singer en 2006 (lo cual no era difícil) y mucho menos presuntuosa que la de Zach Snyder en 2013 (cosa que tampoco parecía complicado). El documental pese a que dilucidamos que no está realizado con el mayor de los presupuestos cuenta con los testimonios personales de la mayoría de implicados (incluyendo a Tim Burton en su castillo de Drácula y a Jon Peters) y a numerosas tomas y fotografías de la preparación del filme así como de su interesantísimo arte conceptual.

The death of Superman lives es un atractivo documental a diferentes niveles. Fascinante si te gusta el mundo del cine y la creación de productos masivos en los que se exige una calidad y en la que se involucran diferentes talentos para intentar llevar a puerto un proyecto gigante y también si eres un seguidor del mundo del cómic o un fan de Tim Burton, que no escasean. A la diversión que supone el visionado de la película documental se unen los sentimientos encontrados de un film posiblemente fascinante que nunca llegó a ser, cosas de ese aparato tan gigante de hacer películas que se encuentra en California. Más triste es si cabe al ver que las dos siguientes versiones del héroe creado por Jerry Siegel y Joe Shuster han sido levemente decepcionantes (siendo benévolos). Los más de cien minutos del documental sobre la preproducción merecen sobradamente su ingesta porque además el acercamiento es dinámico y nada pedante. Que lo disfruten tanto como nosotros.