Casi humanos, porque no todos los días pueden ser 1987

Amo la basura. Cuando llega a mis ojos alguna película de serie-b con una premisa y una portada relativamente interesante tengo que verla, sí, aunque a día de hoy con un par de clicks tengas las opiniones de cientos de personas sobre el filme y aunque dichas opiniones sean irregulares o incluso -mayoritariamente- negativas.
De algún modo la esperanza de ver un lenguaje cinematográfico fresco y sin ataduras o el simple hecho de disfrutar de un entretenimiento sin encorsetar me hacen darle al play y probar una y otra vez con películas de este corte, como ya han explicado alguna que otra vez mis compañeros de redacción con mayor habilidad que un servidor.

A decir verdad, las razones por las que me puse a ver ‘Casi Humanos‘ eran muy sencillas: su portada, el hecho de que la acción suceda en 1987 y los tintes sobrenaturales. Digamos que pretendía ver “eso” que nos llama tanto de los ochenta pero en una cinta de 2013. La cosa no pintaba del todo bien, críticas irregulares -como he dicho- y un director con una trayectoria inexistente a simple vista. Pero no me gusta ser prejuicioso (en incluso quizás el hecho de que el director fuese desconocido era una razón de más) ni tampoco era una noche en que mi cerebro me pidiera un pasatiempo que me exigiera un esfuerzo intelectual más allá de casquería barata y un ambiente retro. Vayamos al grano.

Hace casi dos años que Mark -estando en casa de su amigo Seth- desapareció para siempre tras ser arrastrado por una extraña luz a la puerta de la casa. Desde entonces Seth vive como puede con su trauma, con un aspecto desaliñado, con la nariz sangrando casi a diario, acudiendo a profesionales y con el eterno riesgo de ser despedido del trabajo. Mientras tanto en el pequeño pueblo comienzan a realizarse brutales y sangrientos asesinatos y Mark, tras todo este tiempo, aparece de la nada. Pero, ¿es realmente este Mark el mismo que se fue?, desde luego no lo parece.
Seth, su ex novia y muchos de los habitantes del -hasta entonces- apacible pueblo se verán envueltos en una sangrienta lucha contra Mark, mientras el índice de población va cayendo a pasos agigantados entre decapitaciones y disparos con escopeta.

A priori todo pinta bien, una especie de saqueo a los clichés de los ochenta, pero que no acaba siendo tan así. Lo primero que llama la atención es una puesta en escena que, aunque no hace parecer otra época, tampoco evoca esa ambientación mágica que tienen las películas de aquella década, y lo mismo ocurre con la música. Nada que ver ni que se acerque a ‘Planet Terror’, la joya de este tipo de aproximaciones dirigida por Robert Rodriguez en 2007, tampoco parece que se intente.
En la puerta de la casa de Seth hay un Delorean aparcado (sí, el coche de regreso al futuro y marca de automóviles que acabó quebrando) y ese es el único detalle notable de la recreación de la década del entretenimiento sin pretensiones.

Lo mejor de ‘Almost human’ (título original) es que no pretende engañarnos. El jovencísimo Joe Begos nos ofrece una especie de slasher sobrenatural en escasos ochenta minutos donde lo importante es la presencia de la sangre, cierto suspense y un ritmo que -a pesar de los defectos mencionados- no da lugar a coger el móvil y mirar el whatsapp o telegram para ver qué se cuece en otros planos de la realidad.

Begos recoge una influencia notable de “La matanza de Texas”, “Xtro”, “La invasión de los ultracuerpos” o “Halloween” y se las apaña para ofrecer un entretenimiento con las mismas pretensiones que un Sálvame DLX pero con cierta dignidad dentro de su simple maquinaria. ‘Casi humanos’ es la prueba de que con poco dinero se puede dilucidar el talento de un cineasta, como se sortean los defectos de la ausencia de presupuesto con una dirección correcta y un buen montaje (quizás el mejor aspecto de la cinta). Una obra más que decente para un presupuesto indecente. Pasen y vean.

Scott Burton