“Why Don’t You play In Hell?”, baño de sangre a la japonesa

Por Francis Rivilla, @FRHdFcS

 

En Can it be all so simple siempre nos ha parecido sugerente el cine asiático. Por supuesto, no estoy hablando de los dramones coreanos de tres horas ni de las peliculas de Bollywood en la que cualquier excusa es buena para originar un número musical (India no es Asia… figuradamente hablando, claro). El cine de acción o terror asiatico tiene su nosequé que lo distingue claramente de lo que nos llega desde América o Europa, podríamos decir que su zona de confort -cinematográficamente hablando- es mucho más amplia. Tanto es así que los directores/guionistas que dan el salto a Holywood suelen tener un monumental curriculum previo.

Con el cine de acción o terror japonés ocurre algo parecido. Solo tenemos que echar un poco la vista atrás para encontrar sagas como Ringu (en España conocida como The Ring: El Círculo), Ju-On (La Maldición (The Grudge)) o Honogurai Mizu no Soko Kara (aunque parezca mentira este es el título de Dark Water) que con unos conceptos muy originales han dado el salto (con más o menos éxito) al mercado yanki y europeo con sus correspondientes remakes y obras originales. También podemos encontrar no solo adaptaciones de manga o anime (Space Battleship Yamato, Rurôni Kenshin o Gantz, por poner los primeros ejemplos que se me ocurren) sino una escena de cine serie B (o pseudo-Serie B) bastante interesante y atractiva para el espectador que gusta de las acción trepidante, la sangre por galones y la casquería más repulsiva sin dejar a un lado una concepción distinta a la hora de desarrollar un guión. Titulos como The Machine Girl, Tokyo Gore Police o Tokyo Zombie, y productoras como Sushi Typhoon harán las delicias del amante del gore y lo grotesco y encima lo hacen con una factura impecable e hipnótica.

Con esta introducción nos será más facil entender “Why Don’t You Play In Hell?” (Jigoku de naze warui). El filme (de 2013) fue escrito y dirigido por Shion Sono, autor de Coldfish o The Land of Hope. Un grupo de adolescentes frikazos por el cine llamados The Fuck Bombers prometen dar su vida si con ese sacrificio consiguen crear una obra maestra del séptimo arte. Tendrán que esperar diez años para que se les presente la oportunidad de mano de un jefe yakuza. Este buen hombre piensa matar dos pájaros de un tiro rodando la película que protagonizará su hija para así poder complacer a su esposa a punto de salir de la cárcel; por otro lado, la acción del film se desarrollará en un ataque real al clan mafioso rival al cual ha prometido venganza. Fantástico.

Con este apetitoso argumento se desarrolla una trama llena de humor negro, acción, sangre y desmembramientos a raudales. Desde el inicio de la cinta podemos disfrutar de los enredos y penurias de los personajes y como todo parece desembocar en una escena final absolutamente violenta y a la misma vez llena de homenajes a los realizadores de cine apasionados por la creación de un producto de calidad que prevalezca sobre el paso del tiempo. Técnicamente la cinta es impecable, haciéndola parecer cine amateur en ocasiones para darle más sentido al guión, otras veces la cinematografía nos puede recordar a una versión salvaje de Quentin Tarantino o Guy Ritchie sin perder ese toque especial y casi de autor del cine nipón.

En definitiva, nos ha encantado este film que ya recibiera críticas muy positivas en el Festival Internacional de Cine Fantástico de Sitges del año pasado. Más que recomendable cinta de sangriento cine dentro del cine (o metacine) para manchar de rojo nuestro precioso sofá favorito. Viva la sangre japonesa.