El regreso de los muertos vivientes, la joyita del creador de Alien de la que nunca te hablaron

Por JD Romero

Quien iba a decirle a Daniel Thomas O’Bannon durante su infancia en la devastada San Luis (Missouri) a principios de los cincuenta que acabaría formando parte de algunas de las películas más importantes de la historia del cine moderno.
“Dan” O’Bannon, como tantos jóvenes de la época, prefería refugiarse en las novelas de ciencia ficción,  un mundo de heroícas aventuras con universos mucho más atractivos que la realidad y donde raramente no se acababa en gloriosa victoria. En 1970 durante su estancia en la Universidad del sur de California se hizo amigo de un tal John Carpenter y juntos hicieron una película llamada ‘Dark Star’ con sólo 60.000 dólares, la historia comenzaba.

El jóven Dan llegó a trabajar como técnico en ‘Star Wars‘ para luego abandonar esa disciplina y centrarse en su carrera como guionísta, una decisión que nos podría parecer nefasta si no fuera porque gracias a ella pudo gestar ‘Alien, el octavo pasajero‘, obra maestra cumbre de la ciencia ficción y un clásico en mayúsculas para cualquiera que haya decidido hacer una aproximación mínima al séptimo arte.
Alien fue un prodigio fruto de la combinación de muchos factores; desde el diseño de la criatura de H.R. Giger a la elección de Sigourney Weaver y Ridley Scott, pero el guión de O’Bannon fue el germen de todo, la semilla del mito.

Alien, el octavo pasajero.

Alien, el octavo pasajero.

La película iba a llamarse ‘Omnivore‘, para luego ser ‘Star Beast‘ y luego convertirse en el título que todos conocemos. Dan O’Bannon se obsesionó con el estudio de los parásitos durante la escritura e intentó que hubiera una compleja lógica en la biología de los Aliens, del algún modo quería que la película supiese más de lo que muestra. Biología y universo propio que se ha explotado más que de sobra en secuelas, cómics o libros sobre el tema.

Uno de los grandes ases bajo la manga para la germinación y posterior éxito mundial de Alien fue la elección del terrorífico artista suizo H.R. Giger para el diseño de la criatura. “Estaba impresionado con los dibujos de Giger. No sólo eran diseños excelentes, sino que estaban maravillosamente bien ejecutados. Mirándolo pensé que si alguien hacía una película con estas criaturas ese filme se convertiría en algo que nadie había visto ántes“, comentaba O’Bannon en los años setenta. Y así fue. Alien no sólo fue un éxito mundial de crítica, público y licencias oficiales de venta de productos, sino que constituyó un universo tan interesante y morboso que sigue exprimiéndose a día de hoy. El chico de Missouri que soñaba con trabajar en el cine acabó formando parte de clásicos posteriores como ‘Heavy Metal‘ o ‘Desafío total‘.

Dan O'Bannon, creador del universo Alien

Dan O’Bannon, creador del universo Alien

Pero hay un filme de O’Bannon del que no todo el mundo habla, la obra más gamberra y divertida del genio de la ciencia ficción que se hizo famoso con el terror frío, fálico e industrial de Alien y su naturaleza. ‘El regreso de los muertos vivientes‘ es una vuelta de tuerca a lo que la gente esperaba de la agudeza del guionista, sin embargo, el cineasta creyó tanto en su proyecto que no sólo encontró financiación, sino que él mismo se encargó de dirigirla.

Estrenada en pleno 1985 el filme relata la historia de dos trabajadores de un almacén de productos sanitarios (Frank y Freddy). Un día, al terminar el turno, Frank cuenta a su compañero que la legendaria película de George A. Romero ‘La noche de los muertos vivientes’ está basada en una historia completamente real que las autoridades se ocuparon de borrar. Para demostrar a Freddy de que no miente, lo acompaña al sótano donde se encuentra la sustancia gaseosa que hace que los muertos vuelvan a la vida y que el ejército les envió por error. Pero cosas de la vida, inspeccionando abren accidentalmente el gas que se libera por las cercanías llegando a un cementerio cercano, y el resto os lo podéis imaginar.

Frame de "El regreso de los muertos vivientes"

Frame de “El regreso de los muertos vivientes”

‘El regreso de los muertes vivientes’ no deja de ser una comedia (ya saben; ritmo narrativo más rápido, gags…) pero aun revisitándola a día de hoy nos sorprende la factura del filme, con todos los clichés -para bien y para mal- del cine del núcleo de los ochenta, pero realizada con un mimo y profesionalidad que se aleja de los productos de consumo rápido de aquel momento, cuestión que nuestro cerebro comprende al minuto dos del visionado. Un guión con una lógica interna que raramente se ve en la comedia, personajes muy bien definidos, una buena fotografía y un maquillaje y efectos especiales analógicos sobresalientes hacen que este filme se acerque mucho más a ‘Los cazafantasmas‘ (estrenada un año antes y de factura y temática parecida) que al resto de películas casi olvidadas a las que parece que pertenece.

Escenas cotidianas si uno vive rodeado de zombies.

Escenas cotidianas si uno vive rodeado de zombies.

Podríamos decir que uno de los grandes secretos de la película es la ambientación (en ocasiones realmente tenebrosa para tratarse de una comedia) y la vuelta al género que supone en diferentes cuestiones, como la capacidad de hablar de los zombies que O’Bannon utiliza como recurso para explicar la obsesión de los mismos por ingerir cerebros humanos.

No todo va a ser amor y buenas palabras.

No todo va a ser amor y buenas palabras.

La película no hace sino reforzar el talento ecléctico del guionista y director y su capacidad para crear universos propios con consistencia, si en Alien el ritmo era pausado aquí disfrutamos con un dinamismo magistral. Pero ojo, en ningún momento te da la sensación de que la película corre o no se toma su tiempo en explicarte las cosas y esa es la magia de esta comedia de terror y humor negro de extravagantes protagonistas.
Nunca antes se había visto un diálogo directo entre un zombie y un humano y en ‘El regreso de los muertos vivientes’ tienes algunos. En Can it be all so simple teníamos que honrar a uno de los grandes talentos de la ciencia ficción hablando sobre una de sus películas menos conocidas que a la es la vez más entretenida. Hay cineastas cuyas respetables obras menores son tapadas por sus obras maestras o al menos lo son para el gran público y no queremos que eso siga ocurriendo en el caso de esta joya infravalorada.  Larga vida al genio de San Luis.

CIBASS Puntuación CIBASS Cuatro puntos


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