Rec 4: Apocalipsis, tocados pero no hundidos

Por Francis Rivilla, @FRHdFcS / Redacción CIBASS, @CIBASS_Blog

Se suele definir a las películas de zombies o no muertos como un subgénero dentro del cine de terror, muy a menudo encuadrado dentro del cine serie b. Género como tal que nació en los años treinta como reflejo del folclore y los mitos haitianos asociados al vudú y la magia negra, historias que llegaron a Estados Unidos de la mano de William Buehler Seabrook y su libro ‘The magic island‘, donde relataba su supuestas vivencias en el país de las Antillas.

Poco después (en 1932) se estrenaría ‘White zombie‘, considerada la primera película de zombies de la historia y un supuesto plagio de la obra de Seabrook. Pero no será hasta 1968 con ‘La noche de los muertos vivientes‘ de George A. Romero cuando el género explote y fuera tomado en serio como tal, a partir de entonces regularmente se ha retomado el género en cines (y muy a menudo en direct to DVD) y en series ‘The walking dead‘ o ‘Z-Nation‘, por no hablar de la mitología recogida en cómics y libros de todo tipo.

Tras la historia de un género donde parecía que todo se había visto, Jaume Balagueró y Paco Plaza consiguieron en 2007 algo insólito: que dos directores españoles sorprendieran (y aterrorizaran) a medio mundo con ‘Rec’: una cinta de terror tipo metraje encontrado o ‘found footage’ en donde una reportera de docu-realities sobre trabajos nocturnos acaba encerrada en un edificio plagado de zombies. Con escenas para el recuerdo como la del niño mordiendo a su propia madre o la de la cámara dando la vuelta a oscuras en el altillo, Balagueró y Plaza nos dieron esperanzas sobre el nuevo cine español, con frescura, talento y bebiendo de muchos de los grandes.

Dos años después volvían a dirigir conjuntamente la también más que notable segunda parte, con un estilo muy similar al anterior (en esta ocasión viendo a través de los ojos de un cuerpo de élite) pero con suficientes ases bajo la manga como para resultar plenamente terrorífica y estimulante. Por desgracia, no pudimos decir lo mismo de ‘Rec 3, Genesis’, dirigida ya en solitario por Paco Plaza en 2012 y con un resultado irregular, en unos momentos divertida con influencias del mejor Sam Raimi pero decepcionante a rasgos generales. En la tercera entrega teníamos la sensación de sobre alargamiento de una historia que quizás no lo necesitaba o que simplemente había que dejar reposar para que florecieran las ideas y el enfoque.

Jaume Balagueró (Lleida, 1968) volvía a la carga en 2014 con una nueva entrega de la que se ha convertido en la franquicia que le ha dado renombre internacional y, porque no decirlo, su éxito comercial más notable. Tras dejarnos a todos boquiabiertos con la sobresaliente ‘Mientras duermes‘ (con el omnipresente Luis Tosar) se ponía tras las cámaras en solitario para finiquitar su franquicia, atar los cabos sueltos y, por qué no, hacer dinero seguro.

En esta ocasión, el director le da una vuelta más a la trama. Encierra a los -pocos- supervivientes de las secuelas anteriores en un medio tan aislado como un barco con un grupo de investigadores buscando un antídoto al virus que causa las mutaciones y un mini-ejército para protegerlos. Como podéis preveer, nada saldrá como estaba planeado inicialmente con terribles y desmesuradas consecuencias.

El film está correctamente ejecutado a nivel de factura, con una decente ambientación y unos efectos especiales y maquillaje adecuados que dan imagen seria como producto del filme, aunque poco más. La cuarta entrega, al contrario que las dos primeras de la saga, rezuma automatismo, cansancio y falta de frescura y aunque tiene momentos y bebe de grandes obras anteriores acaba adoleciendo de funcionaria e incluso previsible.

De nuevo tenemos a Manuela Velasco como la reportera Ángela Vidal. Si habíais echado de menos los gritos histéricos de la actriz, con esta película os vais a desquitar porque no hace otra cosa escena si, escena también. La mayoría del elenco principal tampoco destaca a nivel actoral, cuestión que acaba siendo una de los mayores defectos del filme, ya que sólo en contados momentos son capaces de transmitir una verdadera situación de pánico como la que -se supone- se desata en alta mar.

El guión trata sin éxito de dar vidilla a la historia tras la desalentadora tercera parte, un guión ejecutado de manera funcional la mayoría del tiempo que se nos hace más interesante cuando al menos recurre a los artificios de la serie b: sangre, tripas y sesos.

‘Rec 4, Apocalipsis‘ es un filme ameno pero intrascendente que mejora a su antecesora pero empeora una historia que era mejor cuando sugería y no explicaba, cuando era más inquietante que ruidosa y cuando quería ser más irónica que solemne. Una saga que debió quedarse en dos películas y hoy sería una referencia perfecta.