La peregrinación de Murakami para traernos el color

Por Alberto Pérez, @NoUso

Aviso: El autor recomienda reproducir este vídeo mientras se procede a la lectura del artículo. Como simple ejercicio auditivo que puede enriquecer la lectura del artículo y completar con creces la experiencia de aproximarse a Murakami a través de esta obra suya. Y si eres sinestésico, por favor escríbenos para explicarnos que colores has visto. Gracias.

Hace muy pocos días que cerré el último libro (con versión en español) de Haruki Murakami: “Los años de peregrinación del chico sin color”. Como no paro de darle vueltas al poso que me ha dejado el libro, vengo a contaros esto para ver si así se me quita.

Murakami se ha convertido con el paso de los años en uno de mis escritores de cabecera. Leería Kafka en la Orilla allá por 2007, y desde entonces han sido continuos los libros que han ido cayendo. Eliminando algunas sagas cuyos diferentes volúmenes han ido cayendo uno detrás de otro, prácticamente alternaba un libro de Murakami con algún otro de cualquier autor. Mi fijación por el autor llega a tal punto que compre 1Q84 el día que salió a pesar de estar recién operado de los ojos, por lo que no podría leerlo hasta casi dos semanas después.

CIBASS Portada de Murakami

Sin embargo, no es un autor al que suelo recomendar, entre que aparece el cultureta de turno a decir que los best sellers son una mierda todos sin excepción y que el hombre, para mucha gente se hace densito, pues me lo quedo para mi y lo recomiendo poco, aunque nunca oculto mi admiración por su literatura. Y es que el japones me gusta por varias cosas: me gustan sus historias a caballo entre la novela realista y una literatura fantástica (sin dragones) de alta calidad; la inverosimilitud de sus personajes es patente, y sin embargo, todos albergan algo con lo que me siento identificado desde la sana locura de Satoru Nakata en Kafka en la Orilla, la dualidad de sentimientos de Watanabe en Tokio Blues, o la indefinición de Tooru Okada en la Crónica del pájaro que da cuerda al mundo; la constante fijación por la música, elemento reiterativo en todas sus novelas, desde música clásica como la que ameniza este post, protagonista de la novela que vamos a hablar, o el Norwegian wood, título original y protagonista de Tokio Blues.

Y tras esta introducción llegamos a la que la gente (no voy a entrar en descalificativos) ha considerado por internet la peor novela de Murakami, Los años de peregrinación del chico sin color, pero que yo colocaría en el top 5 del japonés, y en el segundo puesto si la lista se hiciera en relación a lo que me han gustado a mi sus novelas. Los años de peregrinación es quizá la novela más realista de todas las que ha escrito ( eliminamos, por supuesto su autorretrato novelado De qué hablo cuando hablo de correr). Tsukuru Tazaki, su protagonista, vive a expensas de recordar con insistencia cómo fue abandonado, al principio de la veintena por sus amigos, y cómo, desde entonces, vive en una especie de soledad inducida, casi sin capacidad de confiar en nadie.

Una persona solitaria, que se considera a sí mismo una persona sin importancia, que vive resignado a un insignificante papel en su vida, y que no descubrirá la importancia de su presencia hasta mucho después. Una persona que solo llega a sentirse bien en presencia de personajes que llegan y se van de su vida. “Tsukuru Tazaki no tiene ningún lugar concreto o especial al que ir. Ése había sido una especie de leitmotiv en su vida”, nos dice una de las últimas páginas del libro.

CIBASS Murakami Tokio Blues

Aparece, casi por casualidad, un chico, Haida, que por fin le hace sentir cómodo en compañía, con quien comparte algunos de sus secretos, y por fin, aparece Sara, la chica, que es la encargada de hacer que Tsukuru averigüe los porqués de su pasado. La trama argumental, quizá no sea la más original del mundo.

Sin embargo, lo que me parece interesante de este libro, por una parte es su personaje principal, Tsukuru, probablemente el personaje de Murakami con el que más me he sentido identificado. Por otro lado, y como viene siendo habitual en Murakami, lo importante no es la historia, sino cómo está contada. Tsukuru Tazaki es el chico sin color. La pandilla que lo abandona y que cambia su vida por completo la forman cinco personas, él, Aka (Rojo), Ao (Azul), Shiro (Blanco) y Kuro (Negro), estos no son sus apellidos transcritos en occidental, pero en japonés sus apellidos se pronuncian así, y coincide con los ideoramas de esos colores. Sin embargo, su apellido no tiene color, y será este detalle uno de los marcará la vida de Tsukuru, puesto que llega a interpretar el abandono de la pandilla por este detalle. Su nombre, Tsukuru, es homófono a la palabra crear. Siempre fascinado por las estaciones de tren y haber soñado con construirlas, al conseguirlo, su nombre – crear – refuerza la idea de una especie de predestinación, al igual que la ausencia de color en su apellido justificaría no sólo el abandono de su pandilla, si no la interpretación de ser una persona incolora, incluso Haida tenía un color (el gris en este caso), él, ninguno. Los juegos de palabras siempre están presentes en las novelas de Murakami (y aqui sus traductores se merecen una gran Matrícula de Honor, porque si no los no japoneses nos veríamos abocados a entender solo la mitad del contenido de los libros de Haruki Murakami).

Otro de los símbolos del libro es el que os he propuesto para tener de fondo mientras leeis el post (yo lo he tenido mientras lo he escrito), “Los años de peregrinación” de Listz. Shiro, una de las dos chicas de la pandilla, tocaba esta canción y los dejaba embelesados, Shiro es una parte primordial en toda la historia de la pandilla. La pieza de Liszt, el primer año, Suiza, de los años de peregrinación, será también una de las piezas musicales que Haida llevará a casa de Tsukuru para oír, y se convertirá en un nexo común, siempre presente, de su vida pasada con la presente.

Las estaciones de tren son el único aspecto que mantiene con pasión el protagonista, y ya direis que vaya una cosa. Lo curioso es que las estaciones, su construcción, o su simple uso es lo que le da cierta cordura al personaje, lo que lo baja a la tierra a la vez que lo hace sentirse importante. La necesidad de cuadrar todo para que funcione en un Japón donde los trenes son uno de los medios de transporte más importantes, la necesidad de ofrecer que ese servicio sea eficiente para millones de personas es lo que hace que Tsukuru tenga un elemento de estabilidad en su vida.

CIBASS Primer plano de Murakami

Tsukuru Tazaki, un chico sin color, que se siente insignificante no solo en un plano universal, sino en lo más elemental y básico. Un chico abandonado y solitario, desconfiado, sin pretensiones, con solo una pasión. Un humano resignado que de repente tiene un motivo para seguir adelante fuera de la inercia del dia a dia. Tsukuru Tazaki, el personaje con el que mas veces he dicho, eso me ha pasado a mi, o mejor dicho, a mi me ha pasado algo muy parecido a eso pero quizas sea porque no vivo en Japon.

Los años de peregrinación del chico sin color. O los años de peregrinación que llevamos cada uno de nosotros, para ir consiguiendo objetivos, para ir creciendo y madurando.

Los años de peregrinación.

 

 

CIBASS Puntuación CIBASS Cinco puntos


5 thoughts on “La peregrinación de Murakami para traernos el color

  1. lucgodard says:

    Me encanta el artículo. No había leído este pero me lo apunto. Gracias citas, siempre tenéis una buena recomendancion a mano.

    Saludos desde Madrid.

  2. Eduardo says:

    Comparto contigo la adicción por Murakami. He leído casi todos sus libros menos este que mencionas y espero poder comprarlo para leerlo. Es curioso, muchas de las cosas que escribe son absurdas y me doy cuenta de ello sólo cuando le cuento a mis hijos lo que estoy leyendo y caigo en cuenta lo fuera de la realidad que es. No obstante, lo describe tan bien que uno se compenetra en su mundo y lo acepta como real. Gracias por tu descripción. Saludos

  3. itzel says:

    Vaya!! Hasta que encuentro en internet un análisis más profundo. La mayoría de la gente sólo postea reseñas superficiales, que si les gustó, que si no les gustó…pero nadie se atreve a mencionar los simbolismos de la obra, como lo has hecho tu. Gracias!!!

  4. […] primero que tengo que remarcar de Murakami, y es algo que ya dije en el post de “Los años de peregrinación del chico sin color” son sus personajes. Siempre son personajes extraños, difíciles, con traumas, nunca encontramos […]

  5. ckr says:

    impresionado por la lección de literatura, poesía en texto fácil

    leyendo y oyendo simultáneamente la selección de piezas de propuesta sientes la fuerza de los momentos que relata y la profundidad del ser humano en el recorrido hacia la madurez

    entiendo la necesidad de compartir el impacto que ha producido la novela porque a mi me ha sucedido lo mismo

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