La Cosa del pantano de Alan Moore, el terror que vino desde Inglaterra

Por Mario de Olivera

Cada vez que el nombre de Alan Moore aparece en alguna conversación relacionada con el mundo del comic es inevitable pensar en la actual situación del genio de Northampton. Alejado y casi retirado de todo lo que tenga que ver con las viñetas, Moore se muestra en las entrevistas que concede como una persona huraña, resentido con la industria del comic en general hasta tal punto de dedicar algún que otro insulto para nada velado hacia los propios aficionados.

CIBASS La cosa del pantano de Alan Moore

Cuesta trabajo reconocer en esta persona a aquel guionista que elaboró durante la década de los ochenta algunos de los títulos más representativos de toda la historia del Noveno Arte ya estuvieran protagonizadas por Batman (La Broma Asesina), Superman (“Para el hombre que lo tiene todo”, “¿Qué fue del hombre del mañana?”), algunos héroes desconocidos (Watchmen, V de Vendetta) o incluso dioses inspirados en la obra de Friedrich Nietzsche (Miracleman). Todos ellas, obras fundamentales para poder comprender el comic moderno.

Sin embargo, si hay un trabajo al que los aficionados le tienen un especial cariño es su larga estancia al frente de La Cosa del Pantano ya sea por lo original de la apuesta o bien por conseguir aglutinar un poco de todo lo que vendría después. Gran parte del éxito que el británico cosechó con la verdosa criatura se debe en gran parte a las pobres ventas que la serie estaba teniendo justo antes de su desembarco. Cuando la colección cayó en manos de Moore, las altas esferas le dieron absoluta libertad creativa, algo que de lo que el guionista se aprovechó para facturar una auténtica obra maestra durante las más de cincuenta entregas que firmó.

CIBASS La Cosa del Pantano

Moore sabía perfectamente lo que quería alcanzar en este título de manera que la primera decisión que toma, aunque pueda parecer algo radical es la solución más inteligente, es matar al protagonista de un disparo en la cabeza. Todo ello desembocará en la clásica “Lección de Anatomía”, una historia autoconclusiva en la que se pondrá el primer ladrillo de una larga etapa y que a día de hoy sigue siendo uno de los comics más laureados de todos los tiempos, sobre todo a la hora de renovar ésta o aquella colección. Si Len Wein y Bernie Wrightson fueron los creadores del monstruo, Alan Moore fue el que redefinió el origen del personaje dotándolo de una personalidad y características que siguen imperando en la actualidad.

Todo el mundo conoce la pasión que el barbudo escritor siente por el mundo de la magia. Sus conocimientos sobre este tema en particular son enciclopédicos y cada vez que ha podido (o se lo han permitido) ha introducido en sus obras alguna trama o personaje que tenga algo de misterioso y enigmático. No es de extrañar que utilizará la oportunidad que le brindaron con La Cosa del Pantano para experimentar y ahondar en todas las oscuras inquietudes que encerrara su cabeza: demonios, brujería, monstruos primigenios y múltiples referencias ocultistas.

CIBASS Alan Moore La cosa del Pantano

Sin embargo, no le daría la espalda a otros temas más mundanos como las relaciones amorosas (junto a Abigail Arcane, sobrina de uno de sus peores enemigos, Anton Arcane) o amistosas (todo lo amistoso que puede ser un encuentro con John Constantine, también creado por Moore). Pero si hay un tema que subyace bajo todo el envoltorio sobrenatural ese es el ecologismo ya que la poética escritura del guionista nos transporta a mundos en los que la naturaleza es la verdadera protagonista y Swampy, como elemental de la tierra que es, su principal abanderado.

Pero Moore no va a estar solo en esta terrorífica empresa ya que se rodea de una serie de autores que firmaran el trabajo de sus carreras: Stephen Bissette, John Totleben y Rick Veitch. Unos ilustradores que fueron capaces de recrear con todo lujo de detalles los intensos guiones a los que se enfrentaban que iban desde el horror barroco de la saga American Gothic hasta los viajes intergalácticos visitando el hogar de héroes como Hawkman, Adam Strange o Green Lantern. Una etapa que ningún autor ha conseguido superar y que ha servido como base para el enésimo relanzamiento de un personaje que vivió sus días de gloria con el Alan Moore que amaba el medio en el que trabajaba. Una pena que no podamos recuperarlo.

 


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